Pocos personajes en la historia reciente de México han generado tanta controversia como Carlos Salinas de Gortari. Su sexenio (1988-1994) estuvo marcado por escándalos de corrupción, asesinatos políticos y un modelo económico que, aunque vendió como modernizador, dejó al país al borde del colapso financiero.
La historia de Salinas no solo es la de un expresidente, sino la de un hombre que, incluso después de dejar el poder, siguió moviendo los hilos del país en las sombras. Desde su autoexilio en Irlanda y Cuba, hasta su actual residencia en España, su legado sigue persiguiendo a México.
El ascenso al poder y el fraude electoral de 1988
Salinas llegó a la presidencia tras unas elecciones manchadas por el fraude. La famosa “caída del sistema” en la elección de 1988, que favoreció al candidato priista sobre Cuauhtémoc Cárdenas, marcó el inicio de un sexenio envuelto en la desconfianza.
A partir de ahí, su mandato estuvo lleno de decisiones cuestionables y alianzas con el crimen organizado. Su modelo económico privatizó empresas estatales y benefició a una élite cercana a su gobierno, mientras el pueblo mexicano enfrentaba una creciente crisis social.
El poder detrás del dinero: la partida secreta y los negocios turbios
Uno de los mayores escándalos de su gobierno fue la existencia de una partida secreta multimillonaria, manejada directamente por su hermano Raúl Salinas de Gortari. Esta caja negra del poder se usó para enriquecerse y financiar operaciones ilícitas.
De la Madrid, su predecesor, reveló en una entrevista con Carmen Aristegui que “Salinas y su hermano robaron como locos”. Pero, curiosamente, al día siguiente de esas declaraciones, Raúl Salinas visitó la casa de De la Madrid, y su familia negó sus palabras, diciendo que “ya no estaba en sus cabales”.
El caso de Raúl Salinas es emblemático. Acusado de lavado de dinero y corrupción, fue arrestado, pero luego liberado por falta de pruebas claras, en un movimiento que muchos consideran una maniobra política de su hermano Carlos para protegerlo.
Asesinatos políticos y vínculos con el narcotráfico
El asesinato de Luis Donaldo Colosio
Uno de los episodios más oscuros de su sexenio fue el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994. Su candidato a la presidencia fue ejecutado en circunstancias sospechosas en Tijuana, justo después de un discurso donde marcaba distancia del salinismo.
La teoría oficial señala a Mario Aburto como el único responsable, pero muchas voces insisten en que fue un crimen de Estado para asegurar que un sucesor controlado llegara al poder.
El caso del Cardenal Posadas y la narcopolítica
Otro asesinato que manchó su gobierno fue el de Juan Jesús Posadas Ocampo, arzobispo de Guadalajara. La versión oficial dice que fue un «error» en un enfrentamiento entre cárteles, pero se ha dicho que el Cardenal tenía pruebas de los vínculos del gobierno de Salinas con el narcotráfico.
Desde ese momento, la relación entre el PRI y el crimen organizado se volvió aún más evidente, sentando las bases para el narcoestado que México enfrenta hoy.
El “Chupacabras” y la manipulación mediática
A finales de su sexenio, con el país en crisis, el gobierno promovió el mito del «Chupacabras» en los medios. Esta leyenda urbana sirvió como cortina de humo para desviar la atención de los problemas reales: pobreza, violencia y corrupción.
El “error de diciembre” y el colapso financiero de México
Antes de dejar el poder, Salinas impuso a Ernesto Zedillo como su sucesor, pensando que podría controlarlo. Pero Zedillo lo traicionó y lo responsabilizó del «error de diciembre», una crisis económica que devaluó el peso y empobreció a millones de mexicanos.
El llamado «nuevo peso» eliminó tres ceros, pero no solucionó la crisis que Salinas había provocado con sus políticas de privatización y endeudamiento.
El resultado fue un rescate financiero pagado con dinero público, que benefició a banqueros y empresarios cercanos a Salinas, dejando a los mexicanos con una deuda que tardó décadas en saldarse.
El autoexilio y su huida del país
Tras la crisis de 1994, Salinas huyó a Irlanda y luego a Cuba, donde Fidel Castro lo protegió por un tiempo. Luego se instaló en España, donde vive actualmente rodeado de lujos.
Su nombre sigue ligado a casos de corrupción y escándalos políticos, como la secta NXIVM, donde su hijo Emiliano Salinas fue señalado por ayudar a Keith Raniere a extorsionar a empresarios mexicanos.
El “innombrable” y su sombra en la política mexicana
Pese a los escándalos, Salinas sigue moviendo los hilos del poder. Se le acusa de haber influido en gobiernos posteriores, desde Zedillo hasta Peña Nieto.
En 2018, su figura perdió influencia con la llegada de AMLO, pero su legado de corrupción y manipulación sigue afectando al país.
El hombre que nunca dejó el poder
Carlos Salinas de Gortari no solo fue un presidente, sino un arquitecto de la corrupción moderna en México. Su legado sigue vivo en las redes de poder que dejó establecidas y en las crisis que sus decisiones provocaron.
Desde el fraude electoral de 1988, hasta el colapso financiero de 1994, pasando por asesinatos políticos, manipulación mediática y vínculos con el narco, su historia es la de un México atrapado en las garras de la corrupción.
A pesar de su autoexilio, Salinas nunca dejó de influir en la política mexicana. Su historia es un recordatorio de que la impunidad sigue siendo el mayor enemigo del país.
La pregunta sigue abierta: ¿alguna vez México logrará liberarse del fantasma de Carlos Salinas de Gortari?
¡Únete a nuestro canal de Telegram! Las noticias más relevantes del día directamente en tu dispositivo móvil.


TE PODRÍA INTERESAR