viernes, diciembre 19, 2025

UE acusa a Putin de usar cumbre en Alaska para retrasar sanciones

Era martes por la mañana cuando Kaja Kallas, jefa de política exterior de la Unión Europea, encendió la alarma desde Bruselas. Frente a las cámaras de CNBC, su mensaje fue directo: la inminente cumbre entre Vladimir Putin y Donald Trump en Alaska no es un paso hacia la paz, sino una jugada calculada para retrasar sanciones y conseguir una imagen que dé la vuelta al mundo.

La ausencia de representantes europeos y del presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, no fue un olvido. Para Kallas, es una exclusión deliberada que deja claro que Moscú no busca una negociación real.

Una silla vacía para Ucrania

En Kiev, el mensaje fue recibido con escepticismo y preocupación. Zelensky, que ya advertía sobre nuevas ofensivas rusas, interpretó la maniobra como un intento de Trump y Putin de acordar términos que no incluyan la voz ucraniana.

Mientras en Alaska se preparan las cámaras y los discursos, en Europa se planifica una cumbre virtual de urgencia para contrarrestar el vacío diplomático. Allí, líderes europeos y Zelensky discutirán estrategias de presión contra Rusia y garantías de seguridad para Ucrania.

Trump, bajo la lupa europea

Washington asegura que las sanciones adicionales contra Moscú están sobre la mesa, pero no hay una fecha definida. Funcionarios europeos insisten en que el tiempo es un recurso que Putin explota con precisión.

La preocupación aumenta ante los comentarios recientes de Trump, quien insinuó una posible fórmula de paz que incluiría un intercambio territorial, una idea que inquieta a Kiev y a buena parte de la UE.

Entre Alaska y Gaza

La tensión no solo se concentra en el Ártico. Kallas también alertó sobre el deterioro de la situación en Gaza, reclamando un alto el fuego inmediato, más ayuda humanitaria y la liberación de rehenes. Según la Comisión Europea, los envíos actuales no cubren las necesidades y las restricciones de acceso para observadores siguen vigentes.

La batalla por la narrativa

La imagen de Trump y Putin estrechándose la mano en Alaska puede convertirse en un símbolo con doble filo: para Moscú, un triunfo mediático; para Kiev y Bruselas, una señal de advertencia.

En un mundo hiperconectado, la diplomacia ya no se mide solo en acuerdos, sino en fotos y titulares. Y esta vez, Europa teme que la historia que se cuente favorezca al Kremlin.

La cumbre de Alaska será observada al milímetro por analistas, medios y gobiernos. La pregunta es si quedará como un intento de paz o como un capítulo más en la estrategia de dilación de Putin.

Owen Michell
Owen Michell
Owen Michell es nuestro editor especializado en noticias digitales, con un profundo conocimiento en identificar tendencias y desarrollar contenido de consulta. Su experiencia en el panorama digital le permite brindar información relevante y atractiva para nuestra audiencia. Su pericia en el ámbito de las noticias digitales contribuye a la autoridad y actualidad de nuestro sitio.
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