Ucrania ha llevado a cabo una operación audaz y sofisticada, destruyendo más de 40 aviones militares rusos en bases a miles de kilómetros de su frontera, un golpe estratégico que redefine la dinámica del conflicto justo antes de una nueva ronda de negociaciones de paz en Estambul.
El 1 de junio de 2025, Ucrania ejecutó una operación militar de gran envergadura que, según informes de sus servicios de seguridad, resultó en la destrucción de más de 40 aviones militares rusos. Los objetivos incluyeron bombarderos estratégicos Tu-95 y Tu-22M, así como aviones de reconocimiento A-50, ubicados en bases tan distantes como Irkutsk y Murmansk, a más de 4,000 kilómetros de la frontera ucraniana. Esta acción, denominada «Operación Telaraña» («Web» o «Spiderweb») por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y «Trojan Trucks» por otras fuentes, implicó el contrabando de drones FPV en «casas de madera móviles» dentro de Rusia, lanzados remotamente cerca de sus objetivos.
El SBU ha estimado los daños en 7 mil millones de dólares, afirmando que la operación afectó el 34% de la flota de portamisiles aéreos de Rusia. Aunque Rusia confirmó los ataques, minimizó su impacto, declarando que «solo varias piezas de tecnología de aviación se incendiaron». Sin embargo, un bloguero militar pro-Kremlin calificó el ataque como el «Pearl Harbor ruso», una referencia que subraya la gravedad percibida del incidente.
Una operación de sofisticación inédita
La audacia de esta operación es notable. Fue planificada durante más de un año y medio y ejecutada por personal ucraniano en diferentes regiones rusas, abarcando tres zonas horarias.El Secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, fue informado y monitorea la situación, señalando un nivel de sofisticación «nunca antes visto». Esta declaración de un alto funcionario estadounidense resalta la complejidad y el éxito táctico de la incursión.
«El enemigo ha estado bombardeando nuestro país casi todas las noches desde estas aeronaves, y hoy realmente sintieron que la retribución es inevitable»: Vasyl Malyuk, jefe de los servicios de seguridad de Ucrania.
La descripción de los drones FPV contrabandeados en «casas de madera móviles» y lanzados desde camiones revela una innovación táctica significativa. Esto sugiere que fuerzas más pequeñas pueden eludir defensas avanzadas y golpear objetivos estratégicos con métodos de bajo costo, redefiniendo el concepto de «línea de frente» y la seguridad de las infraestructuras militares.
Impacto en las negociaciones de paz y el panorama global
El ataque ocurrió horas antes de la segunda ronda de conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania en Estambul, programada para el 2 de junio. El momento de la operación parece calculado para influir en estas negociaciones, buscando cambiar la dinámica y fortalecer la posición de Ucrania en la mesa de diálogo. Analistas como Georgi Bovt, con sede en Moscú, han señalado que la delegación ucraniana llegó a Estambul «claramente sin sentirse el ‘lado perdedor de la guerra'», contrastando con declaraciones previas que sugerían una posición de debilidad.
Paralelamente a estos eventos, las tensiones geopolíticas continúan escalando en otros frentes. China denunció al Secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, por calificarla de amenaza, acusándolo de promover una «mentalidad de Guerra Fría». El Reino Unido, por su parte, anunció un aumento significativo en el gasto de defensa, incluyendo nuevos submarinos nucleares, para enviar un mensaje a Moscú y Washington.Este aumento se justifica como una respuesta a la agresión rusa y una forma de fortalecer la OTAN.
La interconexión de estos eventos —la escalada en Ucrania, la retórica de «Guerra Fría» entre EE.UU. y China, y el aumento del gasto en defensa en Europa— señala una reconfiguración de alianzas y una polarización creciente que podría llevar a conflictos por delegación o directos en múltiples frentes. La «Operación Telaraña» no es solo un evento aislado, sino un caso de estudio sobre la evolución de la guerra asimétrica, donde la innovación y el ingenio tecnológico permiten a actores con menos recursos infligir daños estratégicos a potencias militares.
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