El discurso de Donald Trump durante su toma de posesión es un recordatorio de cómo las palabras pueden transformarse en armas de división. Con una retórica que promueve el desprecio y la segregación, Trump no solo reactiva la xenofobia, sino que refuerza un neocolonialismo simbólico que posiciona a los más vulnerables como enemigos públicos.
El peligro de las palabras: Cuando la xenofobia da votos
En su discurso, Trump vuelve a utilizar a los migrantes como chivos expiatorios de los problemas internos de Estados Unidos. La narrativa del “migrante criminal” ha sido una constante en su retórica, calificándolos como violadores, asesinos y una amenaza para la seguridad nacional.
La reciente orden de desplegar más de 10,000 marines en la frontera es solo la punta del iceberg. Su decisión de intensificar las deportaciones masivas y declarar que ningún lugar será refugio para los indocumentados, ni siquiera iglesias o escuelas, recuerda momentos oscuros de la historia mundial.
La “Doctrina Donroe”: América para los estadounidenses
La política de Trump evoca ecos de la Doctrina Monroe, reinterpretada como “América para los estadounidenses”. Su visión de supremacía se basa en un modelo donde las fronteras no solo separan territorios, sino que filtran entre lo deseado y lo indeseado.
Las amenazas de sanciones económicas y restricciones migratorias contra países como Colombia son un claro ejemplo de cómo Trump busca imponer su visión neocolonialista en la región.
Reflexión en tiempos oscuros: Eduardo Galeano y los extravíos necesarios
En medio de este panorama, las palabras de Eduardo Galeano resuenan más fuertes que nunca:
“En los extravíos nos esperan los hallazgos, porque es preciso perderse para volver a encontrarse”.
La humanidad enfrenta un dilema: sucumbir ante la política del miedo o abrazar el coraje de construir una realidad más justa.
México: Un faro de esperanza en América Latina
Frente al caos generado por Trump, el gobierno de Claudia Sheinbaum se ha distinguido por su serenidad, inteligencia y un compromiso humanista. México ha asumido un papel de liderazgo en América Latina, no solo como defensor de los derechos humanos, sino también como un ejemplo de resistencia ante la presión extranjera.
Mientras mandatarios como Javier Milei buscan congraciarse con Trump y su agenda, México se erige como un actor clave en la región. Este contraste refuerza el papel de nuestro país como un líder progresista en un contexto global marcado por el autoritarismo y la xenofobia.
Un llamado a la resistencia y la solidaridad
El regreso de Donald Trump pone al mundo en alerta. Su política del miedo amenaza con fragmentar comunidades, sembrar desconfianza y perpetuar la desigualdad.
Sin embargo, la resistencia es posible. México, liderado por Claudia Sheinbaum, es un ejemplo de cómo la inteligencia, la firmeza y el humanismo pueden enfrentarse al autoritarismo. En estos tiempos, es crucial recordar que, aunque las palabras de odio pueden ser estridentes, los actos de solidaridad y esperanza siempre tendrán la última palabra.
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