El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2025 traerá un cambio radical en la relación bilateral con México. En el círculo cercano de Trump, la discusión gira en torno a un punto crítico: ¿Es México un problema de migración o de seguridad nacional?
Esta decisión no solo marcará la política exterior estadounidense, sino que también determinará el futuro del T-MEC, el flujo migratorio y la estabilidad de la relación bilateral.
El dilema: ¿Migración o seguridad nacional?
En el equipo de Trump, existe una creciente desconfianza hacia el gobierno mexicano, alimentada por la percepción de que el control del territorio nacional está en manos de grupos criminales.
Dos posibles escenarios:
- Problema migratorio: Si México es catalogado como un desafío migratorio, la solución podría enfocarse en cerrar la frontera, implementar deportaciones masivas y fortalecer acuerdos bilaterales.
- Problema de seguridad nacional: Si México es etiquetado como una amenaza a la seguridad, las consecuencias serían más graves, incluyendo una posible no renovación del T-MEC y una separación diplomática sin precedentes.
Las tres fases del plan de Trump para México
Los asesores de Trump han delineado un plan de tres fases para abordar «The Mexico Problem»:
Fase 1: Cierre de frontera y deportaciones masivas
Desde el primer día de su gobierno, Trump planea un control total de la frontera para detener la migración ilegal. En los primeros 100 días, se espera una ola de deportaciones que pondrá a prueba la capacidad de respuesta del gobierno mexicano.
Fase 2: Revisión del T-MEC
Un año después de implementar la fase migratoria, el T-MEC será revisado, enfocándose en garantías de seguridad. Esto podría implicar cambios en las cláusulas del tratado o la imposición de condiciones estrictas para su renovación en 2026.
Fase 3: Seguridad nacional
Si las fases anteriores fracasan, México podría ser catalogado como un problema de seguridad nacional. En este escenario, se prevé una ruptura drástica en la relación bilateral,
Marcelo Ebrard: el único interlocutor confiable
A pesar de la desconfianza generalizada hacia el gobierno mexicano, el equipo de Trump ve en Marcelo Ebrard a un interlocutor confiable. Su experiencia como canciller y su capacidad para negociar en momentos críticos lo posicionan como una figura clave en la relación bilateral.
México y sus respuestas: ¿Torpeza o estrategia?
Según fuentes cercanas a Trump, las respuestas del gobierno mexicano han sido calificadas como torpes e insuficientes para abordar las preocupaciones estadounidenses.
Principales críticas:
- Falta de control territorial: La percepción de que los grupos criminales dominan amplias zonas del país.
- Estrategias poco claras: Respuestas inconsistentes ante la crisis migratoria y el tráfico de drogas.
- Descoordinación diplomática: Ausencia de un enfoque estratégico en la relación bilateral.
El impacto del T-MEC en la relación bilateral
El T-MEC, que genera una interdependencia económica vital entre México, Estados Unidos y Canadá, está en juego. Una posible no renovación afectaría gravemente a México, ya que más del 80% de sus exportaciones tienen como destino Estados Unidos.
Diplomacia en un momento decisivo
México enfrenta uno de los mayores desafíos en su relación con Estados Unidos. El regreso de Trump y su enfoque en «The Mexico Problem» obligan al gobierno mexicano a tomar medidas claras y estratégicas para proteger sus intereses.
La figura de Marcelo Ebrard podría ser clave para evitar que la relación bilateral se deteriore aún más, pero el éxito dependerá de un esfuerzo conjunto entre el gobierno y todos los actores diplomáticos.
El tiempo apremia, y la decisión de Trump sobre cómo categorizar a México marcará el rumbo de una relación que podría estar al borde de una transformación radical.
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