El reciente triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses marca un giro decisivo, prometiendo transformaciones significativas no solo para Estados Unidos, sino también para sus relaciones internacionales y sus socios más cercanos, especialmente México. Trump regresa con un poder inédito, controlando la Casa Blanca, el Congreso y una mayoría en la Suprema Corte, lo que le permitirá avanzar en una agenda proteccionista y aislacionista, enfocada en “hacer a América grande otra vez”. Pero, ¿qué implica esta nueva era para México?
Un Trump con poder absoluto: ¿qué esperar en este segundo mandato?
El regreso de Trump al poder lo coloca en una posición única. Este Trump es distinto al de 2016: más seguro, con una agenda radical y la libertad para ejecutarla casi sin restricciones. Con el Congreso en manos republicanas y una Corte Suprema conservadora, Trump tiene el poder de dictar políticas a nivel federal y una notable capacidad para influir en programas a nivel estatal.
Este escenario le permite implementar su agenda sin los obstáculos que enfrentó durante su primer mandato, dándole la oportunidad de cumplir promesas y radicalizar su postura. Con una visión de gobierno basada en la fuerza y la confrontación, se espera que Trump avance en políticas de deportación masiva, aranceles proteccionistas y un reforzamiento de la política “América primero”.
Economía y migración: ¿cómo impactará la política de Trump a México?
El segundo mandato de Trump plantea grandes retos para México en los frentes de migración y comercio. El presidente electo ha prometido deportaciones masivas, y aunque estas ya eran una realidad bajo administraciones anteriores, Trump busca implementarlas en mayor escala. De hecho, se estima que aproximadamente cinco millones de mexicanos en Estados Unidos se encuentran en situación irregular.
Si bien deportar a tantos migrantes afectaría sectores clave de la economía estadounidense, como la agricultura y los servicios, se espera que Trump mantenga una postura firme, especialmente en la frontera. La migración se convertirá en un punto de presión sobre el gobierno mexicano, quien deberá enfrentar una posible oleada de repatriados, y, además, reforzar sus capacidades de atención en las zonas fronterizas.
Economía y proteccionismo: México como socio y competidor
Trump ha establecido a China como su principal adversario comercial, pero su postura proteccionista también podría afectar a México. Aunque somos el principal socio comercial de Estados Unidos, las políticas de Trump apuntan a frenar la salida de inversiones y fortalecer la economía estadounidense a través del proteccionismo y la generación de empleos locales. Sin embargo, existen límites: los sectores automotriz, de manufactura y agrícola en Estados Unidos dependen de los insumos y la mano de obra mexicana.
La relación comercial es profunda. En 2022, el comercio entre ambas naciones alcanzó un récord de 780 mil millones de dólares, y más de cinco millones de empleos en Estados Unidos dependen de este intercambio. Trump podría aumentar los aranceles, como lo hizo en su primer mandato, pero los costos que implicaría para la industria estadounidense, sumado a la inflación, limitarán sus acciones. En este contexto, México deberá intensificar su diplomacia comercial y destacar los beneficios de su economía y su relación comercial con Estados Unidos.
La diplomacia con Trump: negociar desde la cercanía
México y Estados Unidos comparten una frontera de más de 3,000 kilómetros y una interdependencia económica que ambos gobiernos deben preservar. Trump se ha destacado como un negociador pragmático; en su primera administración, México logró acuerdos importantes en temas de comercio y migración. Ante su regreso, la diplomacia mexicana enfrentará el reto de encontrar puntos de acuerdo en una relación que se anticipa tensa, pero gestionable.
La clave para México será aprovechar su posición estratégica y el enfoque transaccional de Trump. México no es un competidor global de Estados Unidos, sino un socio estratégico. Este enfoque permitirá a nuestro país resaltar la importancia de la colaboración en seguridad, el control de fronteras y el combate al crimen organizado.
El reto de la soberanía: el impacto de las políticas migratorias
Un área de fricción será la migración. La postura de Trump hacia México siempre ha sido clara: buscará que el país colabore en el control de la frontera y en la detención de migrantes antes de que lleguen a Estados Unidos. Ante este escenario, el gobierno mexicano deberá fortalecer sus capacidades y articular respuestas eficaces que atiendan tanto a la demanda de Estados Unidos como a las necesidades de su propia población.
La administración de la presidenta Claudia Sheinbaum tiene la tarea de enfrentar la posible presión de Trump para aceptar políticas restrictivas en temas migratorios. La cooperación será necesaria, pero México también deberá establecer límites y condiciones claras, basadas en el respeto a la soberanía y los derechos humanos de los migrantes.
¿Qué sigue para la relación entre México y EE. UU.?
El regreso de Trump marca un momento crucial para la relación entre ambos países. Las deportaciones, los aranceles y la exigencia de control fronterizo serán parte de la agenda, pero México tiene una oportunidad única para fortalecer su presencia en Washington y en los estados clave de Estados Unidos.
Una estrategia diplomática activa y bien articulada será fundamental. Esto implica mantener un diálogo constante con el Congreso, líderes locales y empresariales en Estados Unidos, destacando los beneficios de la relación económica y cultural. Las alianzas con actores internos y el establecimiento de puentes con comunidades mexicanas en EE. UU. serán clave para contrarrestar la narrativa antiinmigrante y asegurar que los intereses de México sean protegidos.
Un México fortalecido ante un nuevo escenario global
El segundo mandato de Donald Trump es una oportunidad para que México avance en su crecimiento económico y afiance sus relaciones internacionales. Frente a un Trump que busca aislar a Estados Unidos y desincentivar la inversión extranjera, México puede convertirse en un destino atractivo para empresas estadounidenses y globales que busquen estabilidad en Norteamérica.
Además, la cooperación en la lucha contra el crimen organizado será fundamental. Ambos países comparten un interés en enfrentar esta amenaza, y la colaboración efectiva podría ser una base sólida para negociar otros temas de la agenda bilateral.
El regreso de Trump subraya la necesidad de que México fortalezca su diplomacia, promueva su crecimiento económico y continúe trabajando por una relación bilateral basada en el respeto mutuo y la cooperación. Frente a un nuevo ciclo político en Estados Unidos, México tiene la oportunidad de consolidar su posición como un socio estratégico y confiable.
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