El rugido de los motores del Air Force One marcó el inicio de una visita clave para la diplomacia estadounidense en Asia. Sin embargo, lo que llamó más la atención no fue la llegada del presidente Donald Trump a Corea del Sur, sino lo que decidió no hacer: reunirse con Kim Jong-un, el líder norcoreano con quien sostuvo tres históricos encuentros entre 2018 y 2019.
“Conozco muy bien a Kim. Nos llevamos bien, pero no pudimos coordinar los horarios”, declaró Trump ante los medios, restando importancia a los recientes lanzamientos de misiles nucleares por parte de Pyongyang. Según el mandatario, su principal objetivo en la gira es fortalecer las conversaciones con Xi Jinping, presidente de China, en busca de un nuevo equilibrio en la región.
Corea del Norte vuelve a mostrar músculo militar
Mientras Trump atendía reuniones bilaterales en Gyeongju con el presidente surcoreano Lee Jae Myung, la agencia KCNA difundía imágenes de las nuevas pruebas exitosas de misiles de crucero del régimen de Kim Jong-un. Los proyectiles, que volaron durante más de dos horas, alcanzaron blancos estratégicos en el litoral oeste, demostrando que Corea del Norte avanza en su capacidad nuclear operativa.
El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur respondió asegurando que mantiene una defensa combinada “capaz de proporcionar una respuesta dominante”. La tensión, sin embargo, crece en una península donde cada movimiento militar puede alterar el equilibrio de poder en Asia.
El estancamiento del diálogo y el giro hacia Moscú
Las negociaciones nucleares entre Washington y Pyongyang siguen congeladas desde 2019, tras la cumbre fallida de Hanói. Desde entonces, Kim Jong-un ha fortalecido su alianza con Rusia, enviando recursos en apoyo a la guerra de Vladimir Putin en Ucrania, mientras condiciona cualquier acercamiento con Estados Unidos al levantamiento de sanciones y al fin de la exigencia de desnuclearización completa.
Expertos citados por medios internacionales apuntan a que Trump busca ahora un enfoque más pragmático, donde China actúe como mediador indirecto frente a Corea del Norte. “El presidente Xi viene mañana, y eso es algo muy importante para el mundo”, subrayó Trump, dejando entrever que la diplomacia trilateral será clave para contener la escalada militar.
Trump y su apuesta por la estabilidad asiática antes de la cumbre APEC
Esta gira por Asia se produce en vísperas de la cumbre de APEC, donde Estados Unidos busca recuperar influencia en la región frente al avance económico y militar de China. Trump ha insistido en que su prioridad es la seguridad regional y la cooperación estratégica, más que la confrontación directa con Corea del Norte.
Durante su reunión con Lee Jae Myung, el mandatario surcoreano reconoció la disposición de Trump al diálogo y expresó su esperanza de que “Kim Jong-un perciba la auténtica intención” de abrir canales diplomáticos futuros.
Sin embargo, en Pyongyang, el discurso parece otro: más misiles, menos diplomacia.
Una gira con sabor a contención y poder
Trump cierra su visita con una señal clara al mundo: su administración no busca improvisar encuentros, sino construir alianzas duraderas con impacto global. Aunque el esperado apretón de manos con Kim Jong-un no ocurrió, la estrategia es evidente: priorizar a China para luego retomar, desde una posición de fuerza, el diálogo con Corea del Norte.
El tablero asiático vuelve a moverse, y cada decisión tiene eco mundial.


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