La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha respondido enérgicamente a la reciente decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de renombrar el Golfo de México como «Golfo de América». Esta medida, respaldada por empresas como Google al reflejar el nuevo nombre en sus plataformas para usuarios estadounidenses, ha generado tensiones diplomáticas entre ambos países.
Contexto del conflicto
El 20 de enero de 2025, durante su segundo mandato, el presidente Donald Trump firmó la Orden Ejecutiva 14172, que instruye el cambio de nombre del Golfo de México a «Golfo de América» en documentos y plataformas federales de Estados Unidos. Esta acción ha sido adoptada por empresas tecnológicas como Google, que actualizó sus mapas para reflejar la nueva denominación para usuarios en territorio estadounidense. Sin embargo, México, que comparte una extensa costa con este cuerpo de agua, ha manifestado su oposición a esta modificación.
Respuesta de México
La presidenta Claudia Sheinbaum ha calificado la medida como «inaceptable» y ha señalado que el decreto de Trump solo debería aplicarse a la plataforma continental de Estados Unidos, no al golfo en su totalidad. En una conferencia de prensa, Sheinbaum declaró: «El decreto del presidente Trump le cambia el nombre a ‘Golfo de América’ solo en su plataforma continental, estamos hablando de 22 millas náuticas desde la costa, no a todo el Golfo». Además, enfatizó que Google está aplicando incorrectamente este cambio en áreas que corresponden a México y Cuba, lo cual excede la jurisdicción estadounidense.
Posible acción legal
Ante la negativa de Google de revertir el cambio, Sheinbaum ha instruido a la Consejería Jurídica de la Presidencia para que evalúe la posibilidad de presentar una demanda civil contra la empresa. La presidenta afirmó: «Si Google persiste en esta denominación, México procederá legalmente».
Reacciones internacionales
La comunidad internacional ha observado con atención este conflicto. Mientras que algunas empresas y organismos en Estados Unidos han adoptado la nueva denominación, otros, como la Enciclopedia Británica, han optado por mantener el nombre tradicional de «Golfo de México». La Organización Hidrográfica Internacional y el Grupo de Expertos en Nombres Geográficos de la ONU, responsables de regular los nombres internacionales de cuerpos de agua, no han reconocido oficialmente el cambio propuesto por Estados Unidos.
Implicaciones futuras
Este desacuerdo podría escalar en una disputa legal internacional, poniendo a prueba las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos. Además, plantea preguntas sobre la influencia de decisiones unilaterales en la nomenclatura geográfica y el papel de las corporaciones tecnológicas en la adopción de cambios que afectan a múltiples naciones.
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