Una noche de terror se vivió en Ucrania cuando cientos de misiles y drones rusos impactaron múltiples ciudades, dejando al menos cuatro muertos, entre ellos una niña de 12 años, y más de 70 heridos, según autoridades locales.
Mark Serguéiev relató cómo un misil destruyó parte de su apartamento:
«Todavía no puedo creer que los niños estén vivos. (…) El techo fue arrancado justo encima de la cama de mi hijo mayor».
Anna, otra residente, contó que su vivienda quedó cubierta de escombros tras escuchar la explosión.
Zelensky difundió imágenes de edificios en llamas, mostrando la magnitud de los bombardeos que afectaron once regiones ucranianas, incluyendo la capital y Zaporiyia, donde 34 personas resultaron heridas.
Acusaciones de guerra contra civiles
Andrii Yermak, jefe de la administración presidencial ucrania, calificó las acciones de Moscú como una guerra contra los civiles, mientras que el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber atacado «empresas del complejo militar-industrial ucranio».
La tensión escaló cuando se informó que 41 drones ucranianos fueron derribados durante los ataques nocturnos, mostrando la magnitud del enfrentamiento tecnológico y militar.
Respuesta internacional y refuerzo de la OTAN
El ataque no pasó desapercibido para los países vecinos. Polonia movilizó cazas de manera preventiva para proteger su espacio aéreo y la OTAN reforzó vigilancia en la región báltica, tras los recientes sobrevuelos de drones rusos.
Zelensky mantuvo conversaciones con líderes europeos, incluyendo Mark Rutte (OTAN), Alexander Stubb (Finlandia) y Jonas Gahr Støre (Noruega), coordinando la compra de armas y reforzando el programa PURL, que permite a aliados europeos adquirir armamento estadounidense para Ucrania.
Historias detrás de los titulares
Entre las víctimas, se encuentra la niña de 12 años cuyo cuerpo fue rescatado de los escombros en el distrito de Solomianski, y dos personas que murieron en un instituto de cardiología, mostrando que la guerra afecta indiscriminadamente a civiles y servicios esenciales.
El impacto psicológico en los habitantes también es evidente: familias que dormían tranquilas fueron despertadas por el estruendo de explosiones y misiles que destruyeron hogares y negocios.


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