El rey Carlos III recibió al presidente Donald Trump en el castillo de Windsor, en las afueras de Londres, con una ceremonia cargada de simbolismo y tradición que ha pasado ya a la historia diplomática del Reino Unido.
Ambos líderes llegaron en una carroza cerrada tirada por seis caballos blancos desde la Casa Victoria, en medio del despliegue militar que acompañó esta visita de Estado. El solemne acto incluyó los himnos nacionales de ambos países y la revista a la Guardia Real británica, símbolo indiscutible de la monarquía.
Una ceremonia militar sin precedentes
La magnitud del evento fue notable: más de 1,300 miembros del ejército británico participaron, acompañados por 120 caballos, 160 efectivos de la Marina Real y 140 de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF).
El Reino Unido no había ofrecido una bienvenida militar tan grande a un mandatario extranjero en las últimas décadas, lo que refuerza la relevancia diplomática de la visita.
Los protagonistas de la jornada en Windsor
En una carpa instalada en el patio del castillo, la reina Camila y la primera dama Melania Trump presenciaron el acto, junto con los príncipes de Gales, William y Kate Middleton, quienes observaron de cerca el encuentro.
Mientras Trump saludaba a los reyes británicos, la Artillería de Caballería del Rey disparó 41 salvas con cañones de la I Guerra Mundial, gesto cargado de historia y tradición.
Entre honores y protestas
Pese a la solemnidad, la visita no estuvo libre de polémica. En Londres, grupos opositores a Trump convocaron manifestaciones, mostrando la división de opiniones que genera su figura en la política internacional.
Un episodio que refuerza los lazos históricos
Esta visita, la segunda de Trump como presidente al Reino Unido tras la de 2019, refuerza los lazos entre ambos países. La imagen de Trump junto al rey Carlos III pasando revista a la Guardia Real se suma a la memoria colectiva de los encuentros históricos entre Washington y Londres.


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