La cumbre entre Vladímir Putin y Donald Trump dejó frases que resonaron en Moscú, Washington y las capitales europeas. Mientras el líder del Kremlin pidió a Kiev y Europa no bloquear los avances hacia un acuerdo, Trump insistió en que la decisión final depende del presidente ucraniano Volodímir Zelensky.
Putin lanza un mensaje directo a Europa y Kiev
En la rueda de prensa posterior a la reunión, Putin declaró con tono firme: “Esperamos que Kiev y las capitales europeas acepten todo esto en clave positiva y no busquen poner obstáculos”.
El mandatario ruso alertó contra lo que calificó como “provocaciones” o “intrigas detrás de bastidores”, recordando que el acuerdo alcanzado sería solo un punto de partida para resolver el conflicto en Ucrania y, además, un paso hacia la normalización de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos.
Trump y la llamada a Zelensky
Por su parte, Donald Trump destacó que llamaría a los líderes de la OTAN y, en particular, a Volodímir Zelensky para informarle sobre los avances de la cumbre.
“En última instancia, depende de ellos. Tendrán que estar de acuerdo”, subrayó el presidente estadounidense, insistiendo en que el proceso de paz requiere la participación activa de Ucrania y el consenso europeo.
Avances, pero sin acuerdo definitivo
Trump admitió que se alcanzaron acuerdos en la mayoría de los puntos tratados, aunque todavía existen discrepancias en asuntos clave.
“No hay acuerdo hasta que lo haya. No lo logramos, pero tenemos muchas posibilidades de alcanzarlo”, reconoció, dejando claro que la negociación sigue abierta.
El trasfondo geopolítico
La reunión se percibe como un intento de reposicionar a Rusia y Estados Unidos en el tablero global, en medio de un conflicto que ha transformado la seguridad europea desde 2022. Mientras Putin busca garantías de que Europa no entorpezca el proceso, Washington intenta proyectar una imagen de liderazgo y mediación internacional.
Los analistas advierten que las declaraciones de ambos líderes representan tanto un gesto de esperanza como una advertencia: el acuerdo aún no está cerrado, y cualquier movimiento desde Kiev o Bruselas podría redefinir el rumbo de las negociaciones.
El mensaje es claro: Putin exige que Europa y Ucrania no frenen los avances logrados, mientras Trump coloca la responsabilidad en manos de Zelensky. Aunque los líderes hablaron de progreso, el conflicto aún espera una solución definitiva. La diplomacia sigue siendo un terreno frágil, donde cada paso puede marcar la diferencia entre la paz o la prolongación de la guerra.


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