El presidente de Indonesia, Prabowo Subianto, desató una fuerte polémica nacional e internacional al nombrar “héroe nacional” al general y exdictador Haji Mohamed Suharto, quien gobernó el país durante más de tres décadas y fue señalado como responsable de una de las peores matanzas del siglo XX.
La distinción fue anunciada este lunes en una ceremonia oficial en Yakarta, donde también se reconoció a otras figuras políticas e históricas del país. Sin embargo, el homenaje a Suharto —acusado de la muerte de hasta medio millón de disidentes entre 1965 y 1966— ha sido interpretado por activistas y organizaciones de Derechos Humanos como un intento de blanquear los crímenes del régimen militar.
Un reconocimiento que divide a Indonesia
El evento, organizado por el gobierno indonesio en el marco del Día de los Héroes Nacionales, incluyó a diez figuras históricas, entre ellas el expresidente Abdurrahman Wahid (1999-2001) y el exministro de Relaciones Exteriores Mochtar Kusuma Atmadja (1974-1988).
Durante la ceremonia, el secretario de Estado Prasetyo Hadi defendió la inclusión de Suharto al afirmar que los homenajeados son “líderes que, a pesar de todo, hicieron contribuciones extraordinarias a la nación”.
Sin embargo, el reconocimiento ha abierto un intenso debate en el país. Muchos sectores consideran que esta medida constituye una ofensa a las víctimas del régimen militar y un retroceso en los esfuerzos de reconciliación nacional.
Amnistía Internacional calificó la decisión como “un insulto a la memoria de cientos de miles de personas asesinadas o desaparecidas durante la represión de 1965-1966”, y acusó al gobierno de Prabowo de “intentar reescribir la historia”.
Suharto: del golpe de Estado al control total del poder
El general Haji Mohamed Suharto asumió el poder en 1967, tras el derrocamiento de Sukarno, el líder fundador de la independencia indonesia. Su ascenso se dio en medio de un contexto de tensión política y persecución ideológica, después de que el ejército culpara al Partido Comunista de Indonesia (PKI) de un fallido intento de golpe de Estado.
Durante los dos años siguientes, el régimen militar encabezado por Suharto emprendió una represión masiva contra presuntos simpatizantes comunistas, campesinos, sindicalistas y estudiantes.
De acuerdo con diversas organizaciones de derechos humanos y reportes históricos, entre 400 mil y 500 mil personas fueron asesinadas, encarceladas o desaparecidas. El Partido Comunista fue ilegalizado, los sindicatos independientes perseguidos, y la prensa sometida a censura estatal.
A pesar de este historial, Suharto se mantuvo en el poder durante 31 años, construyendo un régimen autoritario caracterizado por control político, crecimiento económico y corrupción sistemática. Su caída se produjo en 1998, tras una profunda crisis financiera y protestas masivas que exigían su renuncia.
Protestas y rechazo dentro y fuera del país
La controversia por la designación de Suharto como héroe nacional ha trascendido las fronteras de Indonesia. Durante la semana previa al anuncio, más de un centenar de personas se manifestaron en Yakarta, portando pancartas que exigían al gobierno cancelar el homenaje y recordando los crímenes cometidos por el régimen militar.
“Nombrar héroe a un dictador es perpetuar el dolor de las víctimas y negar su sufrimiento”, afirmó Rini Kusumawati, activista de la Red por la Justicia Histórica.
En redes sociales, ciudadanos indonesios y académicos expresaron su indignación ante lo que consideran una “rehabilitación política” del autoritarismo. Algunos señalaron que el propio presidente Prabowo, un exgeneral del ejército y exyerno de Suharto, podría estar buscando reivindicar la figura del antiguo régimen militar como parte de su narrativa política.
Un debate sobre la memoria y la justicia
Para los defensores de derechos humanos, el reconocimiento a Suharto evidencia la falta de un proceso de justicia transicional en Indonesia, donde las violaciones del pasado nunca fueron juzgadas ni reconocidas oficialmente.
Pese a las presiones internacionales, ningún tribunal ni comisión de la verdad ha abordado de manera integral los crímenes de lesa humanidad cometidos durante su mandato.
“El país sigue dividido entre quienes recuerdan a Suharto como un líder que trajo estabilidad económica y quienes lo ven como un dictador responsable de una tragedia nacional”, señaló el historiador Arief Budiman.
Un gesto que reabre heridas
La decisión de declarar héroe nacional a Haji Mohamed Suharto no solo revive uno de los capítulos más oscuros de la historia de Indonesia, sino que plantea interrogantes sobre el manejo de la memoria histórica y la responsabilidad política en la región.
Mientras el gobierno argumenta que el reconocimiento busca “honrar las contribuciones al desarrollo del país”, para las víctimas y sus familias se trata de un acto de impunidad simbólica que reabre heridas aún no cerradas.
En un momento en que Indonesia intenta proyectar una imagen democrática y moderna, la figura de Suharto —ahora elevada oficialmente a la categoría de héroe— sigue siendo un recordatorio de los peligros de olvidar el pasado.


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