viernes, diciembre 19, 2025

Polémico fin de la misión en Gaza: GHF anuncia su retiro definitivo

La GHF, respaldada por Israel y EU, concluye su misión en Gaza entre críticas internacionales por violencia y falta de transparencia.

La misión en Gaza de la fundación humanitaria GHF comenzó como un rayo de esperanza en uno de los escenarios más devastados del planeta. Era mayo cuando, tras dos meses de bloqueo humanitario total impuesto por Israel, la organización apareció en el territorio palestino asegurando que su intervención se centraría exclusivamente en entregar comida gratuita a civiles. Sin embargo, su llegada dividió opiniones desde el primer día.

La fundación, respaldada por Israel y Estados Unidos pero con financiamiento considerado opaco por múltiples actores internacionales, anunció este lunes el fin de su labor. El comunicado afirma que entregaron más de 187 millones de comidas gratuitas de manera directa, sin desvíos y sin detener sus operaciones ni en los días de mayor violencia. Para su director, John Acree, se trató de una misión cumplida, un éxito entre el caos.

Pero la realidad en el terreno fue mucho más compleja. Para muchos habitantes de Gaza, la presencia de la fundación representó tanto un alivio temporal como un recordatorio doloroso de la fragilidad de la ayuda humanitaria cuando depende de gobiernos en conflicto. Y para la ONU, la historia fue distinta: acusó a la organización de estar involucrada, de manera directa o indirecta, en episodios donde más de 1,000 personas murieron durante tumultos en sus centros de distribución.

Críticas internacionales y dudas sobre la misión en Gaza

Uno de los puntos más debatidos durante la existencia de la GHF fue precisamente la forma en que operaba su misión en Gaza. La ONU cuestionó públicamente que las distribuciones de alimentos estuvieran vinculadas a episodios caóticos y violentos que desembocaron en muertes masivas.

Las autoridades palestinas denunciaron en repetidas ocasiones que la presencia de GHF no solo no mitigaba el bloqueo, sino que facilitaba mecanismos paralelos que no cumplían estándares humanitarios internacionales. A esto se sumó la crítica de que su financiamiento era opaco y difícil de rastrear, lo que generó suspicacias sobre su verdadera función en un territorio donde el acceso internacional es mínimo y la vigilancia estatal es total.

Pese a ello, la fundación siempre defendió su actuación. Aseguró que nunca tuvo control sobre la multitud desesperada que rodeaba sus centros, que jamás ordenó fuerza letal y que era la única operación capaz de entregar comida “de manera fiable, segura y a gran escala”.

La verdad, como suele ocurrir en la zona de guerra más estudiada y politizada del planeta, queda en medio de narrativas enfrentadas.

Fin de la misión en Gaza: ¿alivio o vacío humanitario?

El anuncio del retiro de GHF plantea una pregunta central: ¿qué viene ahora para las miles de familias que dependían directamente de esas distribuciones?

Los 187 millones de comidas entregadas representan magnitudes difíciles de sustituir de un día para otro. La guerra continúa, los desplazamientos no cesan, y la infraestructura civil está devastada. La salida de GHF podría generar un vacío inmediato que, sin nuevas operaciones humanitarias de amplio alcance, podría traducirse en una crisis alimentaria aún más severa.

La ONU ha insistido en que la única solución real debe pasar por el levantamiento del bloqueo, la entrada irrestricta de ayuda y el acceso seguro para organizaciones neutrales. Pero mientras no exista un acuerdo político o militar que lo permita, la salida de una fundación tan grande —aunque polémica— complica aún más la ecuación.

A mitad de esta historia, la misión en Gaza se revela no como un capítulo aislado, sino como un reflejo de la guerra: llena de contradicciones, marcada por intereses cruzados y atravesada por la desesperación de la población civil.

Una misión en Gaza que deja más preguntas que respuestas

La fundación GHF defendió hasta el último día que su labor fue un éxito. La ONU insistió en lo contrario. Los palestinos vivieron ambos extremos: recibieron comida, pero también presenciaron muerte. Y la comunidad internacional se queda ahora con un caso que expone las tensiones crecientes en torno a la ayuda humanitaria cuando ésta opera bajo la sombra de gobiernos involucrados en la guerra.

Lo único claro es que la misión en Gaza terminó, pero las necesidades humanitarias permanecen intactas. Y con su salida, el debate sobre quién debe —y puede— brindar ayuda en territorios sitiados vuelve a encenderse mientras Gaza sigue luchando por sobrevivir.

Owen Michell
Owen Michell
Owen Michell es nuestro editor especializado en noticias digitales, con un profundo conocimiento en identificar tendencias y desarrollar contenido de consulta. Su experiencia en el panorama digital le permite brindar información relevante y atractiva para nuestra audiencia. Su pericia en el ámbito de las noticias digitales contribuye a la autoridad y actualidad de nuestro sitio.
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