La reciente crisis diplomática entre Estados Unidos y Colombia ha servido como un claro recordatorio de que las amenazas de Donald Trump deben tomarse en serio. En menos de 24 horas, el presidente colombiano, Gustavo Petro, pasó de la confrontación al sometimiento, sin que la administración estadounidense tuviera que ceder en sus restricciones de viaje y negocios.
La estrategia de Trump es clara: presión económica y comercial. Con aranceles y amenazas de sanciones, busca imponer su visión de control migratorio y seguridad regional. Y si un país no se alinea, está dispuesto a modificar tratados comerciales o desatar una guerra comercial para imponer sus condiciones.
Para México, el desafío es aún mayor. Compartimos con Estados Unidos una frontera de más de 3,000 kilómetros, y nuestra economía depende en gran medida del comercio con nuestro vecino del norte. Cerca del 83% de nuestras exportaciones tienen como destino el mercado estadounidense, lo que nos hace vulnerables ante cualquier cambio en la política comercial de Trump.
De la negación a la realidad: el gobierno mexicano ante la crisis
Hasta ahora, la estrategia del gobierno mexicano ha sido pasiva y reactiva. Se ha pasado de una negación del riesgo, bajo la creencia de que «no pasará nada», a una actitud de espera, confiando en que las amenazas de Trump no se materialicen de inmediato.
Sin embargo, en cuestión de días, el escenario ha cambiado drásticamente.
- Deportaciones masivas: La administración Trump ha comenzado la expulsión acelerada de migrantes indocumentados, lo que genera un desafío humanitario y económico para México.
- Declaración de los cárteles como terroristas: Esta medida, aunque simbólica por ahora, abre la puerta a posibles intervenciones directas en el combate contra el crimen organizado.
- Amenaza arancelaria: Si México no responde de manera satisfactoria a las exigencias de Trump, podríamos ver un regreso a la política de aranceles punitivos, afectando sectores clave como la manufactura y la industria automotriz.
En medio de esta crisis, algunos funcionarios del gobierno brillan por su ausencia. El embajador de México en Estados Unidos ha mantenido un perfil bajo, mientras que los líderes del Congreso han optado por posturas más discursivas que estratégicas.
Por otro lado, dentro del partido gobernante, Morena, ha habido una lucha de protagonismos, con legisladores buscando promover iniciativas de ley para prevenir la intervención extranjera, en lugar de construir una estrategia sólida de negociación.
La presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta su mayor reto diplomático y de seguridad hasta ahora, y la respuesta que dé en las próximas semanas será clave para definir el rumbo de su administración.
Las tareas urgentes para México
México no puede darse el lujo de improvisar en este nuevo escenario. Es momento de tomar acciones concretas para proteger los intereses nacionales y evitar un choque frontal con Washington.
1. Alinear el gabinete de política exterior
Es fundamental que todas las dependencias relacionadas con la política exterior trabajen en una misma línea, evitando contradicciones y mensajes confusos. La cancillería, la Secretaría de Economía y la Secretaría de Gobernación deben coordinar esfuerzos para fortalecer la posición mexicana ante Estados Unidos.
2. Proteger a los migrantes deportados
Ante la ola de deportaciones, el gobierno mexicano debe diseñar una estrategia integral para atender a los repatriados, garantizar su reinserción laboral y evitar una crisis humanitaria en la frontera. Se requiere destinar presupuesto y apoyo de los gobiernos estatales para brindar atención inmediata.
3. Desactivar la confrontación legislativa
Los legisladores de Morena deben evitar caer en el juego de la provocación y concentrarse en construir propuestas realistas para fortalecer la posición de México en la negociación con Trump. Discursos incendiarios pueden agravar la crisis en lugar de solucionarla.
4. Apoyar a los empresarios afectados
Las empresas mexicanas que dependen del comercio con Estados Unidos enfrentan un escenario de incertidumbre. El gobierno debe ofrecer mecanismos de respaldo, financiamiento y asesoría para proteger a los sectores más vulnerables a los aranceles.
5. Replantear la estrategia de seguridad
La designación de los cárteles como organizaciones terroristas pone en la mira la política de seguridad de México. Es momento de evaluar acciones que refuercen el combate al crimen organizado, sin caer en la trampa de permitir intervenciones extranjeras en territorio nacional.
Un momento decisivo para México
La relación entre México y Estados Unidos ha entrado en una etapa crítica. Las amenazas de Trump no son simples declaraciones, sino acciones concretas que pueden impactar la economía y la seguridad nacional.
El gobierno de Sheinbaum enfrenta su mayor prueba diplomática en estos primeros meses de su administración. La pasividad o las respuestas reactivas ya no son una opción. Se necesita una estrategia clara, coordinada y realista para enfrentar este nuevo escenario sin comprometer la soberanía ni los intereses nacionales.
México tiene poder de negociación, pero necesita actuar con inteligencia y unidad. La próxima jugada en este tablero geopolítico definirá no solo la relación bilateral, sino el futuro de la economía y la estabilidad del país.
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