Unos 2 mil policías y soldados brasileños realizaron este martes 28 de octubre una redada en las favelas de Complexo de Alemão y Penha, en Río de Janeiro, para capturar a miembros del Comando Vermelho, una de las pandillas más peligrosas del país.
El enfrentamiento dejó 64 personas muertas y 80 detenidos, según informó el gobernador Claudio Castro, quien calificó la acción como “la operación más grande en la historia de la ciudad”. Las fuerzas de seguridad emplearon helicópteros, vehículos blindados y equipos especiales durante la incursión, que fue resultado de un año de investigaciones.
Caos en Río y críticas al Gobierno de Lula
Las consecuencias fueron devastadoras: escuelas cerradas, suspensión de clases en la Universidad Federal de Río de Janeiro y bloqueos en carreteras por parte de presuntos miembros del Comando Vermelho, quienes utilizaron al menos 50 autobuses para obstaculizar las vías.
Testigos reportaron fuego y humo en las zonas afectadas, mientras hospitales locales, como el Getulio Vargas, recibieron múltiples víctimas, incluidos dos policías.
El gobernador Castro pidió al Gobierno Federal de Luiz Inácio Lula da Silva mayor apoyo para combatir el crimen organizado. Desde el Ejecutivo, Gleisi Hoffmann reconoció la necesidad de coordinación, pero recordó que se han emprendido acciones recientes contra el lavado de dinero y las redes criminales.
El Comando Vermelho, surgido en las cárceles de Río, mantiene amplio control en las favelas y ha protagonizado algunos de los episodios más violentos de la ciudad. Expertos como Luis Flavio Sapori advirtieron que, aunque estas redadas generan impacto inmediato, no desmantelan las estructuras criminales y suelen enfocarse en miembros de bajo rango fácilmente reemplazables.
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