Hablar de una maniobra política es repetir un guion que, según Caracas, ha sido utilizado durante años en su contra. Este lunes, el gobierno de Venezuela volvió a colocarlo en el centro de la narrativa al rechazar la designación del llamado “Cártel de los Soles” como organización terrorista extranjera por parte del Departamento de Estado de Estados Unidos. No fue un comunicado más: fue un mensaje frontal contra lo que denomina una nueva fase de agresiones.
Desde la primera línea, la cancillería venezolana calificó esta designación como una “patraña ridícula”, señalando directamente al secretario de Estado Marco Rubio como impulsor de lo que describen como un plan para justificar una intervención ilegítima. Así, el relato marca desde el inicio el tono de confrontación que caracteriza las relaciones entre ambos gobiernos.
Un conflicto que vuelve al centro: una maniobra política en el tablero hemisférico
La acusación no surge en el vacío. Desde hace más de una década, ciertos sectores políticos y mediáticos en Estados Unidos han impulsado la narrativa de un presunto “cártel” integrado por militares venezolanos, supuestamente encabezado por Nicolás Maduro. A pesar de que nunca se han presentado pruebas concluyentes, la teoría ha sido utilizada como herramienta de presión diplomática en diferentes momentos.
A la mitad de la polémica, el gobierno venezolano volvió a insistir: la designación es una maniobra política diseñada para construir un marco jurídico que permita imponer sanciones más duras, congelar activos y perseguir a quienes colaboren con el gobierno de Maduro. Washington, por su parte, justificó la inclusión asegurando que el “Cártel de los Soles” sería responsable de violencia terrorista hemisférica y del tráfico de drogas a Estados Unidos y Europa.
Sin embargo, Caracas sostiene que este discurso no solo es falso, sino peligroso. “Fracasará como todas las agresiones anteriores”, escribió la cancillería, reforzando la narrativa de resistencia que ha moldeado la política exterior venezolana en los últimos años.
Sanciones, tensiones y un rechazo que crece dentro y fuera de Estados Unidos
El comunicado del gobierno venezolano no se limitó a criticar la medida. Señaló que la política estadounidense está siendo rechazada incluso por el propio pueblo de Estados Unidos. Citó una reciente encuesta de CBS News en la que el 70% de los estadounidenses se opone a una intervención militar en Venezuela, un dato que Caracas interpreta como evidencia de que Washington ha perdido respaldo social para sus estrategias.
Venezuela también advirtió que estas políticas afectan no solo a su nación, sino a todo el Caribe y parte de Sudamérica, generando incertidumbre regional en un momento delicado. Para Caracas, el enfoque real debería estar en combatir el tráfico ilícito de drogas desde una cooperación genuina, no desde presiones geopolíticas.
Mientras tanto, el gobierno de Nicolás Maduro asegura que el país se mantiene unido y enfocado en su vida interna, incluyendo la organización de la cuarta consulta popular nacional de 2025, un ejercicio de participación directa donde las comunidades eligen proyectos a financiar.
Un cierre con firmeza: la maniobra política como eje del conflicto
Al finalizar su posicionamiento, Venezuela dejó claro que no cederá ante presiones externas. Su defensa —como ocurre siempre en estos episodios— se articula en torno al discurso de soberanía, unidad y resistencia, insistiendo en que la designación es una maniobra política sin fundamento jurídico ni moral.
El conflicto, lejos de apaciguarse, vuelve a mostrar las grietas históricas entre Washington y Caracas. Como cada capítulo de esta historia, esta nueva designación alimenta tensiones, profundiza narrativas en ambos bandos y confirma que la batalla diplomática continúa.
En definitiva, para Venezuela, esta acusación no es más que otra pieza dentro de una estrategia mayor. Y por eso, al cerrar esta historia, la frase se repite con claridad: la designación del “Cártel de los Soles” como organización terrorista es, y seguirá siendo para Caracas, una maniobra política.
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