martes, diciembre 30, 2025

La guerra de los chips de IA: TSMC arrasa y Samsung se la juega

La revolución de la inteligencia artificial funciona con un combustible esencial: los semiconductores avanzados. Esta demanda explosiva ha creado una nueva jerarquía en el mundo tecnológico, coronando a la taiwanesa TSMC como la reina indiscutible y dejando a su rival, la surcoreana Samsung, en una difícil lucha por no quedarse atrás.

La inteligencia artificial generativa no es solo software; es una bestia que devora una cantidad ingente de poder de cómputo, y ese poder reside en diminutos y complejos chips de silicio. Asia, hogar del 75% de la capacidad mundial de fabricación de semiconductores, es la cabida de esta nueva era. Pero la fiebre del oro de la IA no está enriqueciendo a todos por igual. Ha desatado una feroz competencia que está redefiniendo el liderazgo en la industria tecnológica.

TSMC: El rey indiscutible de la era de la IA

Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) se ha posicionado como el actor más crítico en la cadena de suministro de la IA. La compañía no solo maneja más de la mitad de la producción de chips por contrato del mundo, sino que tiene un monopolio casi absoluto en los nodos más avanzados, fabricando aproximadamente el 90% de los chips de última generación.

Esta posición es crucial porque los modelos de IA más potentes, como los que impulsan los productos de Nvidia, dependen exclusivamente de esta tecnología de vanguardia. Como resultado, TSMC fabrica prácticamente todos los chips de IA de alta gama de Nvidia, el líder del mercado.

Los resultados financieros son un reflejo directo de este dominio. En el primer trimestre de 2025, los ingresos de TSMC se dispararon un 35.3% interanual, y su beneficio neto se catapultó un asombroso 60%. La propia compañía proyecta que sus ingresos relacionados con la IA crecerán un 45% anual durante los próximos cinco años, una cifra que evidencia su posición de poder.

Samsung: El gigante que lucha por un lugar en la mesa de la IA

En el otro lado de la balanza se encuentra Samsung Electronics. Aunque es un gigante tecnológico por derecho propio, su división de semiconductores ha tenido dificultades para capitalizar el boom de la IA. Los datos muestran una brecha de ventas cada vez mayor con TSMC, que superó los 10 billones de wones (aproximadamente 7.2 mil millones de dólares) en el primer trimestre de 2025.

El problema fundamental para Samsung es su llegada tardía al mercado de la memoria de gran ancho de banda (HBM), un componente esencial para los conjuntos de chips de IA. La compañía aún no ha logrado penetrar de manera significativa en la cadena de suministro de Nvidia, lo que la deja expuesta a la debilidad del mercado de chips de memoria tradicionales (para PCs y smartphones), un sector mucho menos lucrativo en este momento.

«Las dudas del mercado sobre la competitividad de Samsung en HBM no se han disipado. El fuerte descenso de los envíos y los ingresos confirma esta preocupación.» – Lee Seung-woo, analista de Eugene Investment & Securities.

No todos los chips son iguales: La tiranía de los chips de IA

El mercado de semiconductores se ha dividido en dos. Por un lado, existe un nicho hiper-rentable para los chips de IA avanzados. Aunque estos chips podrían representar el 20% de los ingresos de la industria, constituyen menos del 0.2% del volumen total de obleas de silicio producidas. Es un mercado de alto valor y bajo volumen.

Por otro lado, está el mercado masivo de chips tradicionales, que sufre de una demanda mediocre. La estrategia de TSMC, centrada en el liderazgo tecnológico absoluto, la ha posicionado para dominar el primer mercado. Samsung, con un fuerte pie en el mercado de memorias estándar, se ha visto más afectado por la debilidad del segundo.

Esta dinámica ha transformado a TSMC de una simple empresa tecnológica en el activo estratégico más importante del planeta. Su dominio casi monopolístico en la fabricación de los chips que impulsarán el futuro económico y militar la convierte en un punto de estrangulamiento geopolítico. Con la gran mayoría de su producción concentrada en Taiwán, un punto caliente geopolítico, la estabilidad de TSMC se ha vuelto inseparable de la estabilidad de la economía global. Cualquier interrupción en sus operaciones no solo detendría la revolución de la IA, sino que tendría consecuencias catastróficas a nivel mundial.

Paloma Franco
Paloma Franco
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