En una región marcada por décadas de tensión, el rugido de los aviones sobre el cielo libanés volvió a romper el silencio. Israel confirmó un nuevo ataque contra posiciones de Hezbollah en Líbano, dejando cuatro combatientes muertos, y advirtió que podría intensificar sus operaciones si el grupo continúa rearmándose.
El suceso ocurre tras el frágil alto el fuego alcanzado en noviembre de 2024, un acuerdo que parecía traer un respiro tras meses de violencia desatada por la guerra en Gaza. Sin embargo, los recientes bombardeos indican que la paz sigue siendo un espejismo en la frontera norte de Israel.
La advertencia de Israel y la tensión con Beirut
Desde Jerusalén, el gobierno israelí ha insistido en que el Líbano debe cumplir con los compromisos internacionales de desarmar a Hezbollah, organización considerada terrorista por varios países occidentales. Israel sostiene que el grupo, debilitado tras la muerte de su líder histórico Hasán Nasralá en septiembre de 2024, intenta reorganizarse militarmente con apoyo iraní.
El primer ministro Benjamin Netanyahu reiteró que Israel ejercerá su “derecho a la legítima defensa” ante cualquier amenaza proveniente del sur del Líbano. A su vez, el ministro de Defensa, Israel Katz, advirtió que Hezbollah “juega con fuego” al mantener presencia armada cerca de la frontera.
Líbano entre la presión internacional y la defensa nacional
La respuesta desde Beirut no se hizo esperar. El presidente libanés Joseph Aoun ordenó al ejército nacional reforzar las defensas en el sur, mientras enfrenta presiones de Estados Unidos y aliados europeos para contener a Hezbollah.
La tarea, sin embargo, es compleja: el grupo chií sigue teniendo una profunda influencia política y social dentro del Líbano. Para muchos, desarmarlo significaría debilitar el equilibrio interno del país y aumentar la tensión sectaria.
A pesar de ello, el gobierno libanés intenta evitar una guerra abierta, que podría devastar nuevamente una región que aún no se recupera de los conflictos pasados.
Un equilibrio frágil en Medio Oriente
Miles de israelíes continúan desplazados de sus hogares en la frontera norte, mientras en el lado libanés las comunidades locales viven entre el miedo a los ataques aéreos y la incertidumbre del futuro.
Hezbollah, aunque debilitado, mantiene su capacidad de respuesta y su retórica de resistencia. Israel, por su parte, parece decidido a evitar que el grupo recupere su poder militar.
En este tablero de tensiones, cada movimiento puede encender una chispa que reactive un conflicto a gran escala, con consecuencias impredecibles para toda la región.


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