Desde el conflicto entre el Imperio Británico y el Ruso en el siglo XIX hasta la actualidad, el concepto del “Gran Juego” regresa a Oriente Medio con nuevas piezas y jugadores. Esta vez, el escenario abarca siete frentes impulsados por Israel en un intento de reorganizar la política regional. Irán, su principal oponente, ha tejido una red de aliados en Gaza, Líbano, Siria, Irak y Yemen, con el respaldo de Rusia, China y Corea del Norte.
El conflicto de fondo: ¿Por qué Irán?
El interés de Israel por desmantelar la influencia de Irán en Oriente Medio se ha intensificado. Irán, a través de sus alianzas en la región, ha apoyado a grupos en Gaza, Líbano, Siria, e Irak, consolidando una red shiita que enfrenta la influencia sunnita de Arabia Saudita, aliada de Estados Unidos. Esto convierte a Israel en un frente de contención, con el apoyo tácito de Occidente.
En tanto, la operación de Hamas del 7 de octubre, que desencadenó una escalada militar israelí, parece haber sido autorizada por Teherán como un intento de frenar el avance de los acuerdos diplomáticos entre Arabia Saudita e Israel.
Los siete frentes del nuevo Gran Juego
La estrategia de Israel incluye siete frentes prioritarios: Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria, Irak, Yemen, y en último término, Irán. Cada uno de estos territorios representa un reto para la estabilidad regional y son puntos clave en los planes de Israel para reducir la influencia iraní.
Los enfrentamientos en Gaza y la respuesta en Líbano son sólo el inicio de un conflicto que podría escalar hacia los territorios donde Teherán ha posicionado sus alianzas.
¿Un cambio en el equilibrio de poder?
Israel busca realizar un cambio de régimen en toda la región, influenciando la política de sus vecinos. En Gaza, Cisjordania y Líbano, Israel ha intensificado sus operaciones. Con el tiempo, la posible ocupación de Gaza y la consolidación de Cisjordania parecen estar en sus planes a largo plazo, sin dejar espacio para una Palestina independiente. Al mismo tiempo, los regímenes en Siria, Yemen e Irak se encuentran en un frágil equilibrio que Israel podría intentar desestabilizar.
¿Podría Irán contraatacar?
Aunque Irán cuenta con el respaldo de Rusia y China, no parece dispuesto a una confrontación directa con Israel, dadas las limitaciones económicas y la fragilidad de sus alianzas. La estrategia de Washington también frena a Israel de realizar ataques directos a instalaciones nucleares iraníes. Sin embargo, el temor de una intervención a gran escala mantiene a la región en una constante tensión, con aliados y rivales esperando el momento de actuar.
El legado de un nuevo Gran Juego
Este conflicto podría ser un episodio devastador para la región, con consecuencias para el equilibrio global. Sin un cese de hostilidades a la vista, los efectos en Medio Oriente, así como en la comunidad internacional, podrían ser duraderos y de gran impacto. Si bien el “Gran Juego” de hace siglos terminó con el declive de los imperios, este nuevo conflicto muestra que el tablero geopolítico sigue cambiando, dejando huellas en la historia de manera inevitable.
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