El domingo 8 de diciembre marcó un punto de inflexión en la historia de Siria. Bashar al-Assad, presidente desde el año 2000, huyó del país junto con su familia hacia Moscú, Rusia, tras una ofensiva relámpago de grupos rebeldes liderados por islamistas que conquistaron Damasco. Este evento no solo representa la caída de un régimen que gobernó con puño de hierro durante décadas, sino también un capítulo de incertidumbre para el futuro de Siria y sus habitantes.
Las imágenes de multitudes celebrando la caída del gobierno de Al-Assad dieron la vuelta al mundo. Desde el saqueo de su lujosa residencia hasta la quema de edificios gubernamentales, la tensión en las calles de Damasco es palpable.
Un país dividido y en llamas
El conflicto, que comenzó en 2011 como una serie de protestas prodemocráticas, se transformó rápidamente en una brutal guerra civil que dejó más de 500,000 muertos y millones de desplazados. En los últimos años, Al-Assad, con el respaldo de Rusia, Irán y Hezbolá, logró recuperar el control de gran parte del territorio. Sin embargo, la ofensiva rebelde liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS) tomó por sorpresa al régimen.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, en esta última ofensiva han muerto al menos 910 personas, incluyendo 138 civiles, y más de 370,000 han sido desplazadas de sus hogares.
Celebraciones y caos en Damasco
La caída del régimen ha provocado escenas contrastantes en Damasco. Por un lado, multitudes celebran el fin de «50 años de opresión» bajo el partido Baaz y las casi tres décadas de control de la familia Assad. Por otro, el caos reina en las calles: soldados abandonaron sus puestos, prisioneros fueron liberados y edificios gubernamentales arden en llamas.
Abu Mohamed al-Jolani, líder del HTS, pronunció un discurso desde la histórica mezquita de los Omeyas, el cual afirmaba que «Hoy comienza una nueva era para Siria«.
La huida de Bashar al-Assad
Rusia confirmó que Al-Assad y su familia están en Moscú, bajo su protección. Durante años, Al-Assad se presentó como el único líder viable frente a las amenazas islamistas, pero su salida deja un vacío de poder que podría desestabilizar aún más al país.
La incertidumbre también se extiende a la población, que ha visto cómo su país quedó dividido en zonas de influencia controladas por diversas facciones apoyadas por potencias extranjeras.
Alerta para mexicanos en la región
Ante la escalada de violencia, la Embajada de México en Líbano emitió una alerta dirigida a ciudadanos mexicanos en Siria, recomendándoles mantenerse en resguardo. En caso de emergencia, pueden contactar al consulado a través del correo consularlib@sre.gob.mx.
¿Qué sigue para Siria?
La caída de Bashar al-Assad podría marcar el inicio de una transición política, pero también de más conflictos internos. Las facciones rebeldes tendrán que demostrar que son capaces de gobernar un país devastado por más de una década de guerra.
Para la comunidad internacional, este cambio representa un desafío en términos de reconstrucción y estabilidad. Los ojos del mundo están puestos en Siria y en el futuro que le espera tras el fin de una era marcada por la opresión y la violencia.
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