El conflicto en Siria ha dado un giro inesperado con la confirmación de que Bashar al Assad, depuesto tras más de dos décadas en el poder, se encuentra en Moscú. La noticia fue divulgada por la embajada siria en Rusia, aunque con un tono reservado, aludiendo a la falta de contacto con el exmandatario.
Este desenlace llega tras años de una guerra civil devastadora, que culminó en la caída del régimen de al Assad por una coalición rebelde apoyada por potencias regionales. El asilo en Rusia, aunque no anunciado oficialmente, refleja el rol clave de Moscú como aliado de Siria durante el conflicto.
La postura de Rusia: ¿Qué significa este asilo?
Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, evitó comentar directamente sobre el asilo concedido a al Assad, pero dejó entrever la relevancia estratégica de esta decisión. «Es una medida que requiere la autorización del presidente ruso», señaló Peskov, insinuando la magnitud política del asunto.
Rusia, que durante años respaldó al régimen sirio militar y diplomáticamente, podría estar protegiendo a al Assad por intereses que trascienden lo humanitario. Moscú ha mantenido una base militar en Tartús y su presencia en Siria asegura un punto estratégico en el Mediterráneo oriental.
Rebelión en Siria: Un cambio de símbolos y banderas
Mientras tanto, en Damasco, los rebeldes que derrocaron al régimen de al Assad han comenzado a marcar territorio. La embajada siria en Moscú ha retirado la bandera del régimen de los Assad, reemplazándola por la bandera de los insurgentes. Este gesto simbólico pone en evidencia un cambio profundo en la narrativa oficial y en el control del país.
Implicaciones globales: ¿Qué sigue para Siria y la región?
El asilo de al Assad podría tener múltiples ramificaciones. Por un lado, abre interrogantes sobre el papel de Rusia en el futuro político de Siria, y por otro, podría inflamar tensiones con países que respaldaron a los rebeldes.
Además, la pérdida de apoyo entre sus fuerzas armadas, según analistas, refleja un quiebre interno que puede redefinir el balance de poder en la región.
Conclusión: ¿Asilo o jugada estratégica?
La presencia de Bashar al Assad en Moscú no solo es un hecho histórico, sino también un indicador del complejo ajedrez geopolítico en Medio Oriente. Con Rusia como anfitrión de un líder caído en desgracia, el futuro de Siria parece más incierto que nunca.
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