En una ciudad donde el matrimonio igualitario aún no es legal, la justicia de Hong Kong dio un paso histórico: reconocer como madres legales a una pareja de mujeres que tuvo un hijo mediante fertilización in vitro recíproca.
La historia de B y R, dos mujeres que viajaron hasta Sudáfrica para casarse y someterse al tratamiento, es el reflejo de la lucha de miles de parejas que buscan el derecho a formar una familia reconocida por la ley.
El caso que marcó un precedente
En 2021 nació su hijo en Hong Kong. Sin embargo, solo una de ellas fue registrada como madre en el certificado de nacimiento, dejando a la otra en una posición legal vulnerable.
El juez Russell Coleman determinó que la Ordenanza de Padres e Hijos impedía que el niño representara su verdadera relación con ambas madres, lo que constituía una limitación injusta de sus derechos.
Su decisión, aunque aún pendiente de medidas definitivas, abrió la puerta a un debate profundo: ¿puede un Estado moderno negar la igualdad familiar a sus ciudadanos por motivos de orientación sexual?
El rostro humano de la justicia
Para B y R, el fallo significa mucho más que un documento legal. Es la posibilidad de presentarse ante la sociedad no solo como pareja, sino como madres plenas y legítimas de su hijo.
Imagina no poder firmar documentos escolares, acompañar a tu hijo al hospital o tomar decisiones médicas porque la ley no te reconoce. Esa era la realidad de R, hasta este fallo que empieza a cambiar las reglas del juego.
Hong Kong frente al espejo internacional
En Europa, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ya ordenó en 2021 que todos los países miembros reconozcan a los niños con dos madres certificadas en otro país. Italia, pese a sus restricciones en fertilización asistida, también avanzó en 2023 al permitir registrar a dos madres en un certificado de nacimiento.
El fallo de Hong Kong se alinea con esta tendencia internacional, mostrando que la igualdad parental no es un privilegio, sino un derecho humano.
El debate legislativo en curso
Paralelamente, los legisladores de Hong Kong debaten un proyecto de ley que permitiría a las parejas del mismo sexo casadas en el extranjero registrar oficialmente su unión en el territorio.
De aprobarse, estas uniones podrían garantizar derechos en decisiones médicas, herencias y trámites post mortem, aunque todavía no equivaldrían al matrimonio igualitario.
El reto que sigue
El reconocimiento parental es un primer paso. Ahora, la verdadera batalla será lograr que las familias diversas tengan acceso pleno a los mismos derechos que cualquier otra familia.
La historia de B y R demuestra que el cambio es posible y que, incluso en territorios donde persisten fuertes resistencias, la justicia puede abrir caminos hacia la igualdad.


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