El secretario general de la ONU, António Guterres, lanzó una advertencia contundente a un mes de la COP30 en Brasil: el mundo no logrará contener el calentamiento global por debajo del límite de 1.5 °C respecto a los niveles preindustriales. Durante su intervención ante la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en Ginebra, Guterres admitió que “el rebasamiento es ahora inevitable”, un reconocimiento que marca uno de los puntos más críticos en la lucha climática global desde la firma del Acuerdo de París en 2015.
Según el organismo europeo Copernicus, el planeta ya se ha calentado 1.4 °C en promedio, lo que deja un margen mínimo antes de sobrepasar la meta que científicos y líderes políticos consideraban esencial para evitar consecuencias climáticas catastróficas.
Un límite climático que el mundo ya está a punto de superar
El objetivo de 1.5 °C fue definido hace casi una década como la frontera de seguridad para mantener condiciones climáticas estables. Sin embargo, el incremento continuo en el uso de combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón ha impulsado una tendencia al alza en las temperaturas globales.
De acuerdo con múltiples climatólogos, ese umbral se alcanzará antes de que finalice esta década, lo que podría desencadenar un aumento de fenómenos extremos como olas de calor más frecuentes, incendios forestales, sequías severas e inundaciones masivas.
Guterres enfatizó que los planes nacionales de reducción de emisiones —conocidos como NDCs (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional)— están muy por debajo de lo necesario para cumplir el compromiso del Acuerdo de París. “Los planes actuales nos encaminan hacia un calentamiento de casi 3 °C, una ruta que amenaza con desestabilizar ecosistemas, economías y sociedades enteras”, alertó el secretario general.
Las consecuencias de un planeta más cálido
Superar el umbral de 1.5 °C no es solo una cifra simbólica: los efectos sobre la vida humana y la biodiversidad serían profundos y, en muchos casos, irreversibles.
Según la OMM y el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), un aumento sostenido por encima de ese límite provocará:
- Deshielo acelerado en los polos y glaciares de montaña, elevando el nivel del mar y poniendo en riesgo a millones de personas en zonas costeras.
- Eventos climáticos extremos más frecuentes y destructivos, que afectarían la producción agrícola y la seguridad alimentaria.
- Pérdida masiva de ecosistemas como los arrecifes de coral, que no soportarían un aumento prolongado de temperatura.
- Migraciones climáticas y tensiones sociales derivadas de la escasez de agua, alimentos y territorios habitables.
Guterres calificó este escenario como “devastador para las generaciones futuras”, y pidió una respuesta inmediata, coordinada y basada en la ciencia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La urgencia de acelerar la transición energética
En su discurso, el líder de la ONU insistió en que “aún estamos a tiempo de limitar el daño”, aunque el margen se reduce cada año. Para ello, propuso acelerar la transición energética global, abandonando progresivamente los combustibles fósiles y apostando por energías limpias como la solar, eólica y geotérmica.
También subrayó la necesidad de financiamiento climático justo, en el que los países desarrollados cumplan sus compromisos de apoyo económico a las naciones más vulnerables. “No podemos pedirle a quienes menos contaminan que paguen el precio más alto del cambio climático”, afirmó.
Asimismo, pidió una reforma del sistema financiero internacional para incentivar inversiones sostenibles y eliminar subsidios a la producción de petróleo y carbón, que aún representan billones de dólares anuales en gasto público.
COP30: la última oportunidad para un compromiso real
La Conferencia de las Partes (COP30), que se celebrará en Belém, Brasil, el próximo mes, será —en palabras de Guterres— una “prueba definitiva de la voluntad política global”. Allí se espera que los países presenten nuevos compromisos climáticos más ambiciosos, acordes con la magnitud de la crisis.
Organizaciones ambientales consideran que esta cumbre podría ser la última oportunidad de mantener vivo el espíritu del Acuerdo de París, siempre y cuando se logren metas concretas y vinculantes en reducción de emisiones, financiamiento y protección de ecosistemas críticos como la Amazonía, que cumple un papel vital como sumidero de carbono.
Un llamado a la acción antes de cruzar el punto de no retorno
El mensaje de Guterres es claro: el calentamiento global de 1.5 °C será inevitable, pero aún es posible evitar una catástrofe mayor si los gobiernos, las empresas y la sociedad civil actúan con decisión en esta década clave.
El desafío climático ya no se mide en promesas, sino en acciones. El planeta se encuentra a una fracción de grado de un cambio irreversible, y cada año que pasa sin una transformación profunda acerca más a la humanidad al punto de no retorno.
Mantener viva la esperanza climática dependerá, más que nunca, de la capacidad global para unir esfuerzos, reducir emisiones y reescribir el futuro energético del planeta.


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