Una disputa fronteriza entre Tailandia y Camboya ha escalado a un conflicto militar abierto, con ataques aéreos y de artillería que ya dejan más de 32 muertos y han forzado un éxodo masivo de civiles, poniendo en jaque la estabilidad del Sudeste Asiático.
El Sudeste Asiático se encuentra al borde de una crisis regional de gran escala. Lo que comenzó como una disputa fronteriza latente entre Tailandia y Camboya se ha transformado en un conflicto armado abierto, que en su tercer día de combates ya ha dejado un saldo devastador: al menos 32 personas muertas, más de 130 heridos y una crisis humanitaria con decenas de miles de desplazados. La escalada militar, que incluye el uso de aviones de combate y artillería pesada, amenaza no solo a las poblaciones locales, sino también la credibilidad de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) como garante de la paz en la región.
Al borde de la guerra total: Tailandia y Camboya desatan una escalada militar
La violencia estalló y se intensificó rápidamente a lo largo de la frontera de 800 kilómetros. Según fuentes de ambos gobiernos, los enfrentamientos se han registrado en al menos seis áreas distintas, con especial virulencia cerca de los antiguos templos de Ta Muen Thom y Preah Vihear, este último declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y foco de disputas pasadas.
La chispa que encendió el conflicto fue una explosión de mina terrestre que hirió a cinco soldados tailandeses. La respuesta de Bangkok fue inmediata y contundente: retiró a su embajador de Camboya y expulsó al enviado camboyano, rompiendo las relaciones diplomáticas antes de que comenzaran los disparos.
Desde entonces, la escalada ha sido vertiginosa. El ejército tailandés ha confirmado el despliegue de aviones de combate F-16 para realizar ataques aéreos, calificándolos como un «acto de autodefensa» en respuesta al lanzamiento de cohetes desde territorio camboyano. Por su parte, Camboya ha utilizado artillería pesada y lanzacohetes múltiples BM-21 de fabricación rusa, según informes militares tailandeses.
Las acusaciones de crímenes de guerra ya han comenzado a surgir. El primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, declaró que Camboya podría ser culpable de crímenes de guerra tras el bombardeo de un hospital en la provincia tailandesa de Surin. Camboya, a su vez, ha denunciado que cohetes tailandeses impactaron en el recinto de una escuela en la provincia de Oddar Meanchey, aunque sin causar heridos.
- Muertes Confirmadas:
- Tailandia: Al menos 19 (la mayoría civiles)
- Camboya: 13 (incluidos soldados y civiles)
- Total: 32 muertes confirmadas
- Civiles Desplazados:
- Tailandia: Más de 58,000
- Camboya: Más de 23,000
- Total: Más de 81,000 evacuados
- Acusaciones Clave:
- Tailandia: Uso de cazas F-16 en «autodefensa»
- Camboya: Uso de lanzacohetes BM-21
- Contexto general: Ataques a un hospital y una escuela
- Respuesta Internacional:
- Tailandia: Reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU
- Camboya: Llamado a la contención y al diálogo
“Escuché boom, boom y corrimos”: El éxodo masivo de más de 80,000 civiles
Lejos de los centros de poder, la población civil está pagando el precio más alto. Más de 81,000 personas han sido forzadas a abandonar sus hogares, creando una crisis humanitaria que desborda los recursos locales. En Tailandia, más de 58,000 aldeanos han sido evacuados a refugios temporales en cuatro provincias fronterizas, mientras que en Camboya, la cifra supera los 23,000.
Los testimonios de los supervivientes pintan un cuadro de terror y desesperación. «Solo escuché, boom, boom. Ya habíamos preparado las jaulas, la ropa y todo, así que corrimos y llevamos nuestras cosas al coche. Estaba asustada, muy asustada», relató Pornpan Sooksai, una costurera tailandesa que huyó de su aldea.
Rattana Meeying, otra evacuada, expresó su conmoción por la violencia indiscriminada: «Niños, ancianos, fueron golpeados de la nada. Nunca imaginé que sería tan violento». Las familias se agolpan en gimnasios universitarios y templos budistas convertidos en refugios improvisados, con el sonido de la artillería como un recordatorio constante del peligro que acecha a pocos kilómetros.
Fracaso diplomático: La ONU pide calma mientras ASEAN tiembla
La comunidad internacional ha reaccionado con alarma. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas celebró una reunión de emergencia a puerta cerrada, solicitada por Camboya para «detener la agresión de Tailandia». El resultado fue un llamado unánime a la «máxima contención» y a la búsqueda de una «solución diplomática».
Sin embargo, el foco de atención se centra en la ASEAN. El conflicto representa una prueba de fuego para la credibilidad y relevancia del bloque regional. La incapacidad de dos de sus miembros para resolver una disputa sin recurrir a la guerra abierta socava el principio fundamental de no confrontación y consenso de la organización. La situación es tan grave que Indonesia, el país más grande de la ASEAN, ha instado públicamente a tomar medidas de anticipación y ha recordado su historial como mediador de paz, una señal inequívoca de la profunda preocupación que existe dentro del bloque .
El resultado de este conflicto no solo determinará el futuro de las relaciones entre Bangkok y Phnom Penh, sino que también podría redefinir el equilibrio de poder y la arquitectura de seguridad en todo el Sudeste Asiático. Si la ASEAN no logra mediar eficazmente, su papel como pilar de la estabilidad regional quedará seriamente cuestionado, con implicaciones que se extenderán mucho más allá de la frontera en disputa. Mientras tanto, Japón ya ha elevado su alerta de viaje para la zona, un indicativo de que la crisis está teniendo repercusiones globales.
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