En Bilbao, España, Aitor Zabalgogeazkoa, coordinador de emergencias y exdirector de Médicos Sin Fronteras (MSF), rompió el silencio con un mensaje contundente: “Se muere mucha gente que no se puede atender”. Tras pasar ocho semanas en Gaza, describió una realidad que califica como “peor que nunca” en más de dos décadas de conflicto.
Crisis sanitaria sin precedentes
Con 22 meses de ofensiva militar israelí, Gaza se encuentra completamente cercada. Los hospitales trabajan al límite: no hay camas, el personal médico es insuficiente, faltan medicinas, combustible y agua potable. La Organización Mundial de la Salud apenas logra evacuar semanalmente a una treintena de niños, mientras más de 10 000 pacientes esperan tratamiento urgente fuera de la Franja.
La ayuda humanitaria: insuficiente y peligrosa
La entrada de alimentos es mínima y controlada, llegando solo por dos puntos de distribución que, según MSF, se han convertido en “trampas” donde incluso se han registrado ataques a camiones a escasos metros de puestos de control israelíes. La ayuda aérea, lejos de ser una solución, ha provocado accidentes mortales por el impacto de los cargamentos lanzados desde aviones.
Un llamado urgente a un alto al fuego
MSF insiste en que la única salida es detener la ofensiva y permitir un flujo constante de ayuda humanitaria. La anunciada ofensiva del ejército israelí sobre la ciudad de Gaza podría desencadenar un desplazamiento masivo, agravando aún más la catástrofe humanitaria.


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