París vive días de incertidumbre política. El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, anunció la suspensión temporal de la reforma de pensiones que buscaba elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años. La decisión llega tras intensas protestas y la amenaza de mociones de censura que podrían desestabilizar a un gobierno minoritario.
La medida, propuesta como un gesto de conciliación, tiene como objetivo calmar la tensión social y asegurar el respaldo de partidos clave de la oposición, como el Partido Socialista. Según Lecornu, la suspensión se mantendrá hasta las elecciones presidenciales de 2027, beneficiando a 3.5 millones de ciudadanos franceses y evitando conflictos que podrían costarle la continuidad a su gobierno.
Contexto político y económico
Francia enfrenta una crisis fiscal y de deuda que preocupa a la Unión Europea. Con un déficit del 5,8 % del PIB y una deuda pública de 3,346 billones de euros, el gobierno busca disciplina fiscal, reducción de gastos y estrategias para evitar un colapso financiero. La suspensión de la reforma tendrá un costo de 400 millones de euros en 2026 y 1.800 millones en 2027, gastos que deberán compensarse sin afectar el equilibrio presupuestario.
El gobierno de Lecornu también planea medidas como reducción de burocracia, lucha contra fraude fiscal y social, y contribuciones excepcionales de grandes corporaciones, siempre respetando la normativa parlamentaria y evitando el uso de poderes extraordinarios.
Reacciones y protestas
La decisión llega después de meses de protestas masivas, debates parlamentarios y tensiones con partidos de izquierda y derecha. Francia Insumisa y Reagrupamiento Nacional ya habían presentado mociones de censura, y la cooperación de los socialistas era clave para que el gobierno sobreviviera.
El economista Philippe Aghion, ganador del Nobel, respaldó la suspensión temporal, considerando que «detener el reloj hasta las elecciones presidenciales es la manera de calmar las cosas sin grandes costos».
Impacto social y político
El cambio busca equilibrar la necesidad de reformas económicas con la presión social y política que amenaza al gobierno centrista de Macron. La decisión de Lecornu podría ser la última oportunidad para estabilizar un Ejecutivo frágil que ha visto colapsar gobiernos minoritarios consecutivos en menos de un año.
Con menos de dos años antes de las elecciones presidenciales, la suspensión de la reforma no solo busca proteger a los ciudadanos mayores, sino también consolidar la posición del gobierno ante la oposición y evitar un vacío político que debilite la economía francesa.


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