Era viernes en Caracas cuando el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, se colocó frente a las cámaras con gesto serio. Afuera, el calor de la capital se mezclaba con un clima político tenso. Desde Washington, el Gobierno de Estados Unidos había anunciado el aumento de la recompensa por la captura de Nicolás Maduro a 50 millones de dólares. La reacción de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) no se hizo esperar.
“Ratificamos la lealtad absoluta a nuestro Comandante en Jefe”, declaró Padrino López, calificando la medida como “fantasiosa, ilegal y desesperada”.
Acusaciones y respuesta: la narrativa oficial
El Departamento de Justicia estadounidense insiste en vincular al Gobierno venezolano con cárteles del narcotráfico, pero la FANB lo desestima como una “farsa” que atenta contra la soberanía de Venezuela.
Desde 2012, según cifras oficiales, se han neutralizado 398 aeronaves vinculadas al narcotráfico y, en lo que va de 2025, se han incautado más de 51 toneladas de droga. Para Padrino López, estos datos demuestran que el país mantiene una lucha frontal contra el narcotráfico y que las acusaciones externas buscan desestabilizar al gobierno.
Un mensaje de unidad interna
En su pronunciamiento, la FANB no solo defendió a Maduro, sino que también envió un mensaje a la población: “No somos mercenarios. La dignidad y el honor militar son valores imponderables”.
La institución militar se declaró en alerta permanente, prometiendo neutralizar cualquier amenaza interna o externa que ponga en riesgo la paz y la estabilidad del país. En un momento en el que Venezuela enfrenta presiones internacionales, este mensaje busca reforzar la cohesión entre las fuerzas armadas y el ejecutivo.
La geopolítica detrás del anuncio
El aumento de la recompensa por parte de Estados Unidos llega en un contexto marcado por sanciones económicas, tensiones diplomáticas y acusaciones mutuas. Para analistas políticos, esta acción es una señal de que Washington endurece su postura, mientras Caracas consolida alianzas estratégicas con países como Rusia, China e Irán.
La relación Venezuela–EE.UU. vive uno de sus momentos más frágiles en la última década, y cada pronunciamiento se convierte en un movimiento en el tablero geopolítico.
Lo que está en juego para Venezuela
Para la FANB, no se trata solo de una acusación contra el presidente, sino de un ataque directo al honor militar y a la soberanía nacional. La postura oficial busca transmitir que cualquier intento de intervención será repelido y que el gobierno cuenta con el respaldo de sus fuerzas armadas.
Mientras tanto, el país observa con atención la escalada verbal y las posibles consecuencias en el ámbito internacional. La tensión entre ambos gobiernos podría derivar en nuevas sanciones o medidas diplomáticas que impacten la economía y la política interna.


TE PODRÍA INTERESAR