El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, ha anunciado su intención de designar a seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés). Esta medida, que se espera sea oficializada el 19 de febrero de 2025, busca intensificar la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado transnacional.
Cárteles designados como organizaciones terroristas
Los cárteles mexicanos que serán designados como organizaciones terroristas extranjeras incluyen:
- Cártel de Sinaloa
- Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)
- Cártel del Golfo
- Cártel del Noreste
- La Familia Michoacana
- Cárteles Unidos
Además, se incluirán otros grupos criminales de América Latina, como la Mara Salvatrucha (MS-13) de El Salvador, el Tren de Aragua de Venezuela y el Clan del Golfo de Colombia.
Implicaciones de la designación
La clasificación de estos cárteles como organizaciones terroristas permite al gobierno de EE.UU. utilizar herramientas legales y militares más amplias para combatir sus actividades. Esto incluye la posibilidad de imponer sanciones económicas más severas, realizar operaciones encubiertas y coordinar esfuerzos internacionales para desmantelar sus redes financieras y operativas. Sin embargo, esta medida ha generado preocupación en México debido a las posibles violaciones a su soberanía y a la escalada de tensiones diplomáticas entre ambos países.
Reacciones en México
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha respondido enérgicamente a esta iniciativa, sugiriendo que Estados Unidos debería enfocarse primero en resolver sus propios problemas internos relacionados con el narcotráfico y la violencia. Sheinbaum enfatizó la necesidad de cooperación bilateral basada en el respeto mutuo y la soberanía nacional.
Contexto y antecedentes
Esta acción se enmarca en una serie de políticas de seguridad implementadas por la administración Trump, que buscan abordar la crisis de opioides en Estados Unidos y combatir el flujo de drogas ilegales desde México. La designación de los cárteles como organizaciones terroristas representa un cambio significativo en la estrategia de seguridad nacional de EE.UU., fusionando la lucha contra el narcotráfico con esfuerzos antiterroristas.


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