domingo, diciembre 21, 2025

El papa Francisco visita cárcel sin oxígeno y conmueve al mundo

El Jueves Santo, mientras la mayoría del mundo católico conmemoraba la Última Cena, el papa Francisco, a pesar de sus recientes problemas respiratorios y la hospitalización que lo mantuvo 38 días alejado del Vaticano, decidió mantener viva una de sus tradiciones más conmovedoras: la visita a una prisión. Esta vez, regresó al centro penitenciario Regina Coeli, en el barrio romano de Trastevere, donde ya había estado en 2018.

Sentado en su silla de ruedas y sin las cánulas nasales que se le habían visto en sus más recientes apariciones públicas, Francisco demostró que, aunque su cuerpo aún se recupera, su espíritu sigue fuerte. Con una voz débil pero clara, respondió a los medios que lo esperaban: Vivo la Pascua como puedo.

Storytelling: humildad en tiempos difíciles

En medio del bullicio de los periodistas, una reportera le preguntó cómo se sentía. Con una sonrisa, el papa bromeó: “Estoy sentado”. Esa chispa de humor, aún en medio de su fragilidad, fue un recordatorio del carácter humano y cercano que lo ha definido desde su elección en 2013.

Dentro de la cárcel, Francisco no pudo realizar el tradicional Lavado de pies como lo hacía cada año, imitando a Jesús. Sin embargo, eso no impidió que compartiera un mensaje lleno de empatía y reflexión: “Cada vez que entro en un lugar como este me pregunto: ¿por qué ellos y no yo?”.

Estas palabras resonaron con fuerza no solo entre los 70 reclusos presentes, sino en toda la comunidad católica global, tocando una fibra profunda de igualdad, redención y compasión.

Un símbolo de cercanía que trasciende el rito

La visita duró media hora, tiempo suficiente para que el papa rezara con los detenidos, los bendijera y les recordara que no están solos. A pesar de no poder participar en todos los ritos de Semana Santa, delegando algunas celebraciones a cardenales como Baldassare Reina, el pontífice insistió en mantener esta cita con los olvidados de la sociedad.

Más allá de la liturgia, su presencia física en la cárcel —aún convaleciente— representa un poderoso acto de fe y coherencia. No es solo un gesto pastoral; es un mensaje político y espiritual.

¿Qué dice esto del liderazgo de Francisco?

El papa Francisco, incluso debilitado, mantiene una coherencia que ha marcado su pontificado: estar del lado de los marginados. Ya sea refugiados, enfermos o reclusos, él ha hecho de su misión acercarse a los más necesitados.

Y esta Semana Santa, convaleciente y sin cánula de oxígeno, volvió a demostrarlo. Porque liderar, para él, es estar presente.

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Owen Michell
Owen Michell
Owen Michell es nuestro editor especializado en noticias digitales, con un profundo conocimiento en identificar tendencias y desarrollar contenido de consulta. Su experiencia en el panorama digital le permite brindar información relevante y atractiva para nuestra audiencia. Su pericia en el ámbito de las noticias digitales contribuye a la autoridad y actualidad de nuestro sitio.
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