Recientemente, China ejecutó acciones hostiles coordinadas en el Mar de China Meridional y el Estrecho de Taiwán, provocando una escalada de respuestas defensivas y diplomáticas que ponen a la región en máxima alerta.
El Indo-Pacífico contuvo la respiración este jueves en una jornada de tensiones coordinadas que evidencian la fragilidad de la paz regional. En una demostración de fuerza calculada, China movió sus piezas en el gran tablero geopolítico, provocando una reacción en cadena que involucró a Filipinas, Taiwán y las potencias occidentales. Los eventos no fueron incidentes aislados, sino movimientos interconectados que elevan el riesgo de un error de cálculo con consecuencias impredecibles.
El alcance del dragón: China prueba los límites en múltiples frentes
La jornada comenzó con una agresión directa en aguas disputadas. La Guardia Costera de China (CCG) utilizó cañones de agua contra embarcaciones filipinas que realizaban una misión de abastecimiento a pescadores locales cerca del Bajo de Masinloc (Scarborough Shoal), un área dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Filipinas.
Casi simultáneamente, la presión se trasladó al Estrecho de Taiwán. En un despliegue de una escala inusualmente grande, China envió 74 aviones de combate hacia la isla autogobernada. De estos, 61 cruzaron la línea media del estrecho, una frontera no oficial que Pekín ha violado con creciente frecuencia para intimidar a Taipéi.
Este masivo sobrevuelo no fue un acto aleatorio. Ocurrió justo después de que el buque de la Marina Real Británica, HMS Spey, transitara por el Estrecho de Taiwán, un acto que el Reino Unido y sus aliados defienden como un ejercicio del derecho a la libre navegación en aguas internacionales. El Ministerio de Defensa de Taiwán acogió con satisfacción el tránsito, reafirmando el estatus del estrecho. Sin embargo, la respuesta de Pekín fue inmediata y contundente. El Comando del Teatro de Operaciones del Este del Ejército Popular de Liberación declaró que la acción británica «perturbó deliberadamente la situación y socavó la paz y la estabilidad», justificando su masivo despliegue militar como una respuesta directa. Esta secuencia de acción-reacción demuestra un cambio en la estrategia china: ya no se limita a protestas diplomáticas, sino que utiliza una fuerza militar significativa como mensaje punitivo, elevando el nivel de la escalada.
El muro de escudos: la defensa sin precedentes de «toda la sociedad» de Taiwán
Frente a la creciente amenaza, Taiwán ha activado una estrategia de defensa que va más allá de lo puramente militar. El presidente Lai Ching-te anunció el lanzamiento de los «Ejercicios de Resiliencia Urbana», que se llevarán a cabo en conjunto con las maniobras militares anuales Han Kuang, las más grandes del país.
El objetivo, según Lai, es mejorar la «resiliencia de defensa de toda la sociedad» a través de la «cooperación cívico-militar». Esta no es una simple preparación para el combate; es un plan para que la nación entera resista un posible bloqueo o invasión. Los ejercicios incluyen:
* Simulacros en infraestructuras clave.
* Establecimiento de puntos de distribución de raciones y estaciones de primeros auxilios.
* Simulacros de ataques aéreos simultáneos en los 22 condados y ciudades del país.
«A través de la cooperación cívico-militar, demostramos la voluntad de unidad nacional y mejoramos la resiliencia de defensa de toda la sociedad de Taiwán», afirmó el presidente Lai Ching-te.
La inclusión de elementos civiles, como la cadena de supermercados PX Mart, en estos simulacros, revela un cambio de paradigma. El liderazgo taiwanés no solo se prepara para un enfrentamiento militar, sino para una guerra total que afectaría a cada ciudadano, indicando que perciben la amenaza como existencial.
¿Una casa dividida? La lucha de la ASEAN por la unidad en medio de la agitación
Mientras las tensiones entre las grandes potencias se intensifican, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) muestra una imagen de ambición y fractura simultáneamente. Por un lado, la ASEAN y Japón reafirmaron su compromiso para avanzar en su Asociación Estratégica Integral, con foco en economía, energía y conectividad.
Sin embargo, esta proyección de unidad se ve socavada por graves fricciones internas. Un choque fronterizo mortal entre Tailandia y Camboya, ambos miembros de la ASEAN, ha reavivado tensiones históricas. A esto se suman otras disputas, como las de Malasia con Vietnam por la expansión de islas artificiales. Esta incapacidad para resolver sus propios conflictos territoriales debilita la «centralidad de la ASEAN» y su credibilidad para mediar en crisis mayores, como las del Mar de China Meridional.
La jornada del 26 de junio de 2025 se cierra como un microcosmos de la nueva y peligrosa realidad del Indo-Pacífico: una mezcla volátil de confrontación directa, preparación estratégica para el peor escenario y alianzas frágiles, donde la paz pende de un hilo cada vez más delgado.
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