Una ofensiva de aranceles anunciada casi simultáneamente por Estados Unidos contra Brasil y Chile ha desatado una tormenta económica y política en América Latina, marcando lo que analistas consideran el inicio de una nueva y peligrosa era de confrontación comercial en la región.
La estabilidad económica de América Latina enfrenta una nueva y severa prueba. En una serie de movimientos que parecen coordinados, el gobierno de Estados Unidos ha lanzado una ofensiva arancelaria contra dos de las mayores potencias económicas de la región: Brasil, un miembro clave del bloque BRICS, y Chile, el principal productor de cobre del mundo. Estas medidas no solo amenazan con reconfigurar las alianzas comerciales, sino que también exacerban las tensiones geopolíticas en un escenario global ya volátil.
El Doble Golpe: Un Ataque Coordinado a Potencias Regionales
La estrategia de Washington se materializó en dos frentes casi simultáneos. Por un lado, se anunció un «tarifazo» contra productos brasileños, una acción que el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ha recibido con una mezcla de cautela y firmeza, priorizando la vía diplomática pero advirtiendo sobre posibles represalias. Por otro lado, y con un impacto aún más directo, se impuso un arancel del 50% al cobre chileno, un producto que es la columna vertebral de la economía de ese país.
La simultaneidad de estas acciones ha llevado a analistas a descartar que se trate de simples disputas comerciales aisladas. La justificación explícita de la administración estadounidense para estas medidas, especialmente contra los miembros del BRICS como Brasil, es que representan una «amenaza para el estatus del dólar» como moneda de reserva mundial. Este razonamiento sugiere que el objetivo es fundamentalmente geopolítico: debilitar la influencia de bloques económicos rivales y asegurar el control sobre recursos estratégicos como el cobre, un metal indispensable para la transición energética global.
Brasil en la Encrucijada: La Batalla de Lula y la División Interna
En Brasilia, la respuesta ha sido contundente. El presidente Lula ha declarado que, si bien buscará una solución negociada, el país no dudará en responder con «aranceles recíprocos» si la amenaza se concreta. Esta postura ha sido vista como un movimiento que, paradójicamente, podría fortalecer a Lula en el frente interno. La agresión comercial por parte de un adversario ideológico le permite posicionarse como un defensor de la soberanía nacional.
«El ‘tarifazo’ de Trump contra Brasil aúpa a Lula y aísla a Bolsonaro» – Titular de El País, reflejando el inesperado efecto político de la medida.
Esta situación ha colocado a la oposición, especialmente a la facción bolsonarista, en una posición incómoda. Figuras como el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, y la influyente bancada ruralista, tradicionalmente más cercana a la derecha y a políticas de libre mercado, han guardado un notorio silencio, atrapados entre su afinidad ideológica con la administración estadounidense y la defensa de los intereses económicos de Brasil, particularmente del sector agroindustrial, que sería el más afectado.
Chile y el «Sueldo» Amenazado: El Impacto en la Vena Abierta de su Economía
Para Chile, la noticia ha sido un golpe directo a su identidad económica. El cobre, conocido popularmente como «el sueldo de Chile», representa cerca del 50% de las exportaciones totales del país. Estados Unidos no es un mercado menor; es el segundo destino de las exportaciones de cobre chileno, habiendo adquirido un valor de 5,634 millones de dólares solo en 2024, lo que equivale al 11.1% del total de las ventas de este metal al exterior.
El impacto fiscal podría ser devastador. Según estimaciones de la Dirección de Presupuestos de Chile, cada centavo de dólar que varía el precio de la libra de cobre tiene un efecto directo multimillonario en las arcas fiscales. La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) ya analiza la volatilidad que esta medida podría generar en los mercados internacionales.
La Reacción en Cadena: México y la UE en la Mira
La ofensiva de Washington no se limita a Sudamérica. Medidas arancelarias similares han sido anunciadas contra otros socios clave como México y la Unión Europea, lo que confirma un patrón de confrontación global. Esta estrategia está obligando a los países a reevaluar sus alianzas y cadenas de suministro. La incertidumbre ha afectado a los mercados bursátiles y ha acelerado las negociaciones entre bloques que buscan alternativas al comercio con Estados Unidos, como las conversaciones entre el Mercosur y la Unión Europea o Corea del Sur.
Estas acciones marcan un punto de inflexión en las relaciones de Estados Unidos con América Latina. Lejos de ser meras medidas proteccionistas, parecen ser una declaración de intenciones en un nuevo orden mundial, empujando a la región hacia una mayor polarización y forzando a sus líderes a tomar posiciones firmes en un tablero global cada vez más impredecible y peligroso.


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