Contra todo pronóstico, Donald Trump ha regresado al poder. Su reelección como presidente de Estados Unidos, acompañada de mayorías republicanas en la Cámara de Representantes y el Senado, marca un giro decisivo en la política global.
Lo que parecía imposible para muchos —tras los escándalos, tropiezos y políticas divisivas de su primer mandato (2016-2020)— se hizo realidad. ¿Cómo lo logró? Con un discurso que apeló al miedo, la desinformación y las promesas grandilocuentes, características del populismo en su máxima expresión.
La narrativa de campaña: un espejismo económico
Trump basó su campaña en una crítica feroz al gobierno de Joe Biden, acusándolo de:
- Estancamiento económico.
- Inflación descontrolada.
- Apertura desmedida hacia los inmigrantes.
Sin embargo, las cifras oficiales contradicen este discurso:
- La economía estadounidense mostró crecimiento sostenido durante el último año de Biden.
- La inflación, aunque inicialmente elevada, experimentó una desaceleración significativa.
- Las deportaciones bajo la administración Biden superaron las realizadas durante cualquier año del mandato de Trump.
A pesar de esto, el mensaje de Trump caló hondo entre sus seguidores, quienes abrazaron su narrativa como una verdad absoluta.
Populismo global: el auge de las promesas ilusorias
El regreso de Trump no es un caso aislado. El populismo, tanto de derecha como de izquierda, está en auge a nivel mundial. Países como Hungría, Italia, Argentina, El Salvador y Rusia muestran cómo líderes populistas logran atraer a las masas con promesas irrealizables y discursos polarizantes.
¿Por qué triunfa el populismo?
- Disminución en los niveles de educación: La falta de inversión en educación genera ciudadanos menos críticos y más vulnerables a la manipulación.
- Discurso del miedo: Los populistas recurren a narrativas que exacerban el miedo al cambio, los inmigrantes y el futuro incierto.
- Promesas irrealizables: Ofrecen soluciones simples a problemas complejos, ignorando la realidad económica y política.
¿Un ciclo inevitable o una oportunidad para reflexionar?
La historia ha demostrado que los gobiernos populistas, y las autocracias que frecuentemente derivan de ellos, tienen una duración limitada. Sin embargo, los costos sociales y económicos suelen ser elevados:
- Fascismo y nazismo en Europa durante el siglo XX.
- Gobiernos autoritarios en Rusia y Venezuela.
- Regímenes militaristas en América Latina y África.
La lección es clara: la falta de educación y reflexión democrática abre la puerta a líderes que priorizan sus intereses sobre el bienestar de la población.
Reflexión final: el futuro de la democracia
El regreso de Trump plantea una pregunta urgente: ¿estamos preparados para enfrentar los desafíos de una democracia moderna?
La solución pasa por:
- Invertir en educación: Garantizar ciudadanos informados y críticos.
- Fortalecer instituciones democráticas: Proteger la transparencia y los derechos humanos.
- Combatir la desinformación: Promover el acceso a datos verificados y objetivos.
El populismo es un síntoma de sociedades que buscan respuestas rápidas, pero el precio de estas decisiones puede ser la pérdida de libertades y derechos fundamentales.
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