El crucero Explorer of the Seas del Royal Caribbean, que realizaba una travesía desde Barcelona hacia Miami, vivió un momento que marcó a sus pasajeros para siempre. Cerca de Tenerife, en las Islas Canarias, el 7 de noviembre, el barco enfrentó un temporal con vientos huracanados de hasta 138 km/h que lo inclinó peligrosamente a 45 grados.
Lo que debía ser un viaje de ensueño se transformó en una experiencia aterradora para las más de 5,000 personas a bordo, dejando escenas de caos, gritos y temor entre los pasajeros.
Historias desde el epicentro del terror
Dan, un pasajero que vivió el incidente, relató cómo los gritos y el ruido de objetos cayendo lo llevaron a pensar que enfrentaba sus últimos momentos. Mientras grababa con su celular, observó muebles deslizándose y a pasajeros aterrorizados abrazándose en busca de apoyo.
«Creí que era mi fin», confesó Dan, quien incluso redactó un mensaje de despedida a sus seres queridos.
Impacto físico y emocional
Un pasajero sufrió lesiones y fue trasladado a un hospital, mientras que el capitán solicitó a los demás mantenerse en sus camarotes por seguridad. Las escenas grabadas por varios viajeros muestran muebles desplazándose, vidrios rotos y un ambiente de absoluto pánico.
La respuesta de la tripulación
Tras cinco minutos eternos, el crucero recuperó su estabilidad. El capitán decidió realizar una parada en el Puerto de la Luz y de las Palmas, en Gran Canaria, donde algunos pasajeros optaron por finalizar su travesía y regresar por avión.
Royal Caribbean aseguró que se tomaron todas las medidas necesarias para proteger a los pasajeros y minimizar los daños. El barco retomó su ruta días después rumbo a Miami, pero las secuelas emocionales seguirán acompañando a muchos.
Lecciones aprendidas en la industria de cruceros
Este incidente resalta los riesgos inherentes a los viajes en alta mar, especialmente durante temporales. Aunque las compañías de cruceros implementan protocolos estrictos para la seguridad de los pasajeros, sucesos como este generan cuestionamientos sobre la capacidad de respuesta ante emergencias.
Además, casos como este ponen en alerta a potenciales viajeros, especialmente en rutas que atraviesan zonas propensas a tormentas. Pese a que las probabilidades de un accidente grave en un crucero son bajas, este episodio subraya la importancia de seguir las indicaciones del personal, mantener la calma y estar preparado para emergencias.
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