La corrupción ha sido una constante en la historia política de América Latina. Sus efectos devastadores van más allá de los escándalos mediáticos y los juicios a expresidentes; profundiza las desigualdades, debilita las instituciones y erosiona la confianza ciudadana.
A pesar del reconocimiento generalizado de su impacto negativo, el combate a la corrupción ha pasado a un segundo plano en la agenda pública. Lo que alguna vez fue una bandera política con peso, hoy se ha reducido a promesas de campaña y discursos vacíos, sin resultados concretos.
El informe Latinobarómetro 2024 expone una contradicción preocupante: aunque la ciudadanía reconoce la corrupción como uno de los principales problemas de la región, los esfuerzos por erradicarla se han debilitado.
24 presidentes acusados de corrupción: el costo de la impunidad
Desde la transición democrática en 1979, 24 presidentes latinoamericanos han sido acusados o condenados por corrupción. Perú encabeza la lista, con una tradición casi inquebrantable de acusaciones contra sus exmandatarios, incluyendo a Alberto Fujimori.
Pero el fenómeno no se limita a Perú. En diez países de la región, 27 presidentes han tenido que abandonar su cargo antes de tiempo debido a escándalos de corrupción, persecuciones políticas o pérdida de legitimidad.
Sin embargo, seis países han logrado mantener su estabilidad democrática, sin acusaciones judiciales contra sus presidentes. En estos casos, los indicadores de democracia son más altos y el rechazo a los gobiernos autoritarios es mayor.
¿Por qué la lucha contra la corrupción se ha debilitado?
A pesar de ser considerada uno de los tres principales problemas de América Latina, la corrupción sigue sin enfrentarse con la fuerza necesaria.
El informe del Cyrus R. Vance Center (2023-2024), que analiza las políticas anticorrupción en 18 países de la región, destaca que en la mayoría de ellos se ha registrado un retroceso institucional.
Principales razones del debilitamiento del combate a la corrupción
- Erosión del Estado de derecho → La independencia entre los poderes públicos se ha deteriorado, facilitando el uso del poder judicial con fines políticos.
- Falta de ética pública → La corrupción se ha normalizado dentro de la política, reduciendo la presión para aplicar sanciones efectivas.
- Impunidad generalizada → Muchas investigaciones quedan en el olvido o se archivan sin consecuencias, perpetuando el abuso de poder.
- Gobiernos autoritarios → El debilitamiento de la democracia ha permitido que algunos líderes concentren más poder sin rendir cuentas.
Estos factores han convertido a la corrupción en un sistema de botín, donde acceder a un cargo público se percibe más como una oportunidad de enriquecimiento que como un servicio a la ciudadanía.
México: un marco normativo sólido, pero sin resultados
México cuenta con un marco legal robusto para el combate a la corrupción. Sin embargo, la aplicación de la ley sigue siendo deficiente.
Problemas clave en la lucha anticorrupción en México
- Falta de independencia de las autoridades → Los ministerios públicos y la judicatura han demostrado poca autonomía al investigar casos de corrupción.
- Debilidad en las instituciones de control → Organismos como la Secretaría de la Función Pública han tenido capacidades limitadas para sancionar a funcionarios corruptos.
- Poca incidencia de la sociedad civil → Aunque hay esfuerzos ciudadanos, los mecanismos de participación para exigir rendición de cuentas siguen siendo insuficientes.
Un ejemplo del debilitamiento del sistema anticorrupción es el Instituto Nacional de Transparencia (INAI). A pesar de ser uno de los organismos mejor calificados en generación de información, su fortaleza institucional ha sido amenazada, afectando su capacidad para garantizar el acceso a datos clave sobre el uso de recursos públicos.
¿Qué se necesita para recuperar la lucha contra la corrupción?
El combate a la corrupción no puede depender solo de discursos políticos o del ánimo de un gobierno en turno. Es necesario fortalecer las instituciones y generar mecanismos que permitan una verdadera rendición de cuentas.
Acciones clave para frenar la corrupción en América Latina
- Garantizar la independencia del Poder Judicial → Sin jueces autónomos, no habrá sanciones efectivas contra la corrupción.
- Fortalecer la transparencia y el acceso a la información → Ciudadanos y medios de comunicación deben tener herramientas para investigar y denunciar irregularidades.
- Proteger a los organismos autónomos → Instituciones como el INAI en México deben contar con recursos y autonomía para operar sin presiones políticas.
- Fomentar una cultura de denuncia → Se deben crear mecanismos seguros para que ciudadanos y funcionarios puedan denunciar actos de corrupción sin represalias.
- Aplicar sanciones ejemplares → La impunidad solo alimenta la corrupción. Las condenas firmes envían un mensaje de que los delitos no quedarán sin castigo.
Conclusión: ¿Tiene futuro la lucha anticorrupción en América Latina?
A pesar del pesimismo actual, la corrupción no es invencible. Países con democracias sólidas han logrado reducir significativamente los niveles de impunidad, demostrando que sí es posible combatirla.
El reto para América Latina es pasar de la indignación a la acción, exigiendo que la lucha contra la corrupción no sea solo un tema de campaña, sino una política pública prioritaria.
Solo con instituciones fuertes, una ciudadanía informada y una verdadera voluntad política, la región podrá avanzar hacia una democracia más justa y transparente.
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