Cuando la historia llama, los grandes hombres responden. Esta semana, 133 cardenales de todo el mundo se reunieron en Roma para un momento que definirá el rumbo espiritual de más de 1,400 millones de católicos: la elección del nuevo Papa.
La Capilla Sixtina, famosa por los frescos de Miguel Ángel, será nuevamente testigo de uno de los procesos más solemnes y reservados de la Iglesia Católica. La elección comenzará este miércoles pasadas las 16:30 (hora local), bajo un juramento de secreto que compromete tanto a religiosos como a laicos.
Un mosaico global: 133 cardenales, 71 países, un solo destino
Nunca antes un cónclave había reunido a tantos representantes de distintos rincones del planeta. Aunque hay 135 cardenales con derecho a voto, dos no podrán asistir por razones de salud, quedando 133 electores. La diversidad es notoria: Europa sigue dominando con 52 participantes, pero América del Sur, Asia, África y Oceanía han ganado terreno.
Por ejemplo, América Latina cuenta con 17 cardenales, varios con influencia clave en sus comunidades. Estados Unidos lidera la delegación de América del Norte con 10 representantes. Asia y África suman más de 40 participantes, reflejando una Iglesia cada vez más descentralizada.
¿Cómo se elige al nuevo papa?
El proceso es claro, pero cargado de simbolismo. Para ser elegido, un cardenal debe recibir al menos dos tercios de los votos: con 133 electores, eso significa un mínimo de 89 apoyos.
Las votaciones se realizarán en sesiones sucesivas. Después de cada votación, los votos serán quemados; si no hay elección, el humo será negro. Cuando haya nuevo papa, el humo se tornará blanco y el mundo sabrá que habemus papam.
Silencio absoluto: el juramento que lo sella todo
El lunes, antes del inicio del cónclave, todos los involucrados en su logística prestaron juramento de silencio perpetuo. No solo los cardenales, sino también enfermeros, técnicos, guardias suizos y personal de limpieza.
Bajo la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, revelar cualquier detalle de lo que ocurre en el cónclave —incluso después de décadas— implica una excomunión automática. Es un pacto sagrado que refuerza la gravedad del momento.
Expectativa mundial: ¿quién será el nuevo pontífice?
La comunidad católica —y el mundo entero— observa con atención. El nuevo pontífice tendrá el reto de liderar una Iglesia global enfrentada a desafíos como la secularización, los escándalos de abuso, y la necesidad de renovación.
Sea quien sea, heredará un legado complejo. El papa Francisco abrió un camino hacia una Iglesia más inclusiva y con mayor enfoque social. El próximo papa deberá continuar —o redefinir— esa visión.
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