El reciente incremento de aranceles de hasta 50% por parte del gobierno de Estados Unidos contra productos brasileños ha encendido las alarmas en Sudamérica. Para el catedrático Paulo Borba Casella, de la Universidad de Sao Paulo (USP), esta medida no solo es una reacción ideológica del presidente Donald Trump, sino una oportunidad para que el grupo BRICS acelere su integración financiera y comercial, reduciendo su dependencia del dólar.
“Estas sanciones son inéditas en las relaciones entre Brasil y EE.UU., y dejan claro que necesitamos fortalecer mecanismos alternativos entre los BRICS para blindarnos ante decisiones unilaterales”, afirmó el también coordinador del Grupo de Estudios sobre los BRICS (GEBRICS).
Trasfondo político y el impacto económico en Brasil
Según Borba Casella, la justificación detrás del “tarifazo” deja ver una motivación más política que económica.
“El comercio bilateral favorece a Estados Unidos. Estas tarifas no se explican por un desbalance comercial, sino por una lógica de castigo político”, señaló el académico.
En ese sentido, advirtió que este tipo de medidas solo generan inestabilidad, alimentan el proteccionismo y presionan a los países a buscar mayor independencia del sistema liderado por Washington.
¿BRICS, vía para esquivar sanciones y promover el multilateralismo?
Borba Casella considera que Brasil debe aprovechar el contexto para profundizar sus lazos con el bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), impulsando herramientas como:
- El uso de monedas locales para el comercio bilateral.
- El desarrollo de un sistema propio de pagos internacionales.
- El fortalecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) como alternativa al FMI y al Banco Mundial.
“China ya es nuestro principal socio comercial. Es momento de avanzar hacia una integración que priorice nuestras propias monedas y reglas, lejos del chantaje económico de Washington”, sostuvo.
Brasil y el cambio geoeconómico mundial
El experto también alertó sobre el posible efecto boomerang de las decisiones de Trump: “Al golpear a sus socios comerciales, también está perjudicando a sus propios consumidores, que pagarán más por productos brasileños y podrían enfrentar inflación”.
Y advirtió que si bien estas decisiones reflejan “preocupación y desesperación” por parte del expresidente, podrían traducirse en una oportunidad para que Brasil y otras economías emergentes consoliden una red más sólida de cooperación sur-sur.
“Esto no es una coyuntura: es un nuevo desorden que puede convertirse en una nueva realidad. Y si no actuamos, la inestabilidad será la norma”, concluyó.


TE PODRÍA INTERESAR