En una medida que ha provocado la indignación de la comunidad ecologista, la Cámara de Diputados de Brasil aprobó un polémico proyecto de ley que simplifica y debilita drásticamente las normas de licenciamiento ambiental, creando un choque directo con la agenda pro-clima del presidente Lula da Silva justo cuando el país se prepara para ser anfitrión de la cumbre climática COP30.
Brasil, el país que alberga la mayor selva tropical del planeta, se encuentra en una encrucijada crítica. Su Congreso ha dado luz verde a una legislación que, según los críticos, representa el «mayor retroceso en la historia del licenciamiento ambiental» del país, una decisión que amenaza con socavar años de avances en la protección de la Amazonía y otros biomas vitales.
El proyecto de ley, aprobado en la madrugada del jueves tras un acalorado debate, ahora se dirige al escritorio del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien enfrenta la difícil decisión de vetarlo y arriesgarse a un enfrentamiento total con un legislativo dominado por intereses conservadores y del agronegocio.
Los Cambios Más Polémicos: La «Autolicencia» y el «Vía Rápida»
La nueva ley introduce mecanismos que, en la práctica, reducen significativamente la supervisión estatal sobre proyectos con potencial impacto ambiental. Los puntos más controvertidos son:
- Licencia por Adhesión y Compromiso (LAC): Esta modalidad permite que proyectos considerados de bajo o mediano impacto obtengan su licencia a través de una simple autodeclaración del empresario, quien se compromete a cumplir con las normas preestablecidas. Los críticos argumentan que esto equivale a permitir que los potenciales contaminadores se regulen a sí mismos.
- Licencia Ambiental Especial: Crea un «vía rápida» para proyectos que el Poder Ejecutivo considere estratégicos, permitiendo saltarse etapas y agilizar los análisis, lo que podría dar luz verde a megaproyectos sin el debido escrutinio.
- Exenciones Sectoriales: Actividades como ciertos cultivos agrícolas y la ganadería extensiva quedan exentas del proceso de licenciamiento, una concesión directa al poderoso lobby del agronegocio.
Para visualizar el impacto de estos cambios, la siguiente tabla compara el sistema actual con el propuesto:
| Proceso / Característica | Sistema Convencional (Anterior) | Nuevo Sistema (Flexibilizado) |
|---|---|---|
| Evaluación de Impacto | Requerida para la mayoría de los proyectos, con estudios técnicos y análisis por parte de agencias estatales. | Se debilita con la autodeclaración (LAC) para proyectos de «bajo y mediano» riesgo. |
| Participación Pública | Contempla audiencias públicas como parte del proceso para grandes proyectos. | Reducida significativamente en los procesos de LAC y licencias especiales. |
| Rol del Estado | Agente fiscalizador activo que evalúa y aprueba cada etapa del licenciamiento. | Rol pasivo en el modelo de autodeclaración, confiando en el compromiso del empresario. |
| Agribusiness | Sujeto a licenciamiento según el tamaño y potencial de impacto del proyecto. | Actividades clave como la ganadería extensiva y ciertos cultivos quedan exentas del proceso. |
| Plazos | A menudo largos y burocráticos, una de las principales quejas del sector productivo. | Establece plazos fijos y procesos acelerados, priorizando la celeridad sobre el rigor técnico. |
Dos Visiones de Brasil: Desarrollo vs. Preservación
El debate legislativo expuso la profunda división en la sociedad brasileña. Por un lado, los defensores del proyecto, liderados por la bancada ruralista, argumentan que la ley es esencial para «destrabar» el desarrollo económico, modernizar la infraestructura y eliminar la «burocracia ideológica y subjetiva» que, según ellos, frena las inversiones. «Una ley que no se moderniza retrasa al país», afirmó el diputado Marcel van Hattem.
Del otro lado, una coalición de organizaciones ecologistas, pueblos indígenas y partidos progresistas, con la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, como figura principal, denuncia que la ley es inconstitucional y una «licencia para contaminar». Advierten que debilitar la fiscalización dejará a los ecosistemas y a las comunidades vulnerables desprotegidos, y podría abrir las puertas a desastres ambientales.
«El dinero no va a sustituir a los bosques», fue una de las proclamas de los opositores durante la votación, alertando sobre las consecuencias irreversibles de la nueva legislación.
La Encrucijada de Lula: Credibilidad Climática en Juego
Esta ley coloca al presidente Lula en una posición extremadamente delicada. A nivel internacional, ha posicionado a Brasil como un campeón de la lucha contra el cambio climático, comprometiéndose a una deforestación cero y preparándose para recibir a líderes mundiales en la COP30 en Belém.
Sin embargo, a nivel interno, enfrenta un Congreso hostil que avanza una agenda contraria. Si Lula veta el proyecto, como se espera que haga para mantener su coherencia internacional, el Congreso tiene la potestad de anular su veto con una mayoría absoluta. Esto no solo representaría una humillante derrota política, sino que dejaría en evidencia la incapacidad del gobierno para cumplir sus promesas ambientales, dañando severamente su credibilidad en la escena mundial.
El futuro de la Amazonía y la reputación de Brasil como líder climático penden de esta crucial batalla política.
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