Un despliegue militar histórico en Asia-Pacífico
Australia y Filipinas han dado inicio a sus mayores maniobras militares conjuntas hasta la fecha, en un contexto marcado por la presión creciente de China en el mar Meridional. La operación, denominada “Alon” (ola, en tagalo), reúne a más de 3.600 efectivos de ambos países en ejercicios de combate, maniobras tácticas y un asalto anfibio frente a aguas en disputa.
El despliegue, que se extenderá hasta el 29 de agosto, simboliza una cooperación de defensa sin precedentes y refleja la voluntad de ambos países de reforzar sus capacidades ante un escenario regional de creciente volatilidad. Observadores internacionales de Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Canadá, Indonesia y Nueva Zelanda también participan, subrayando el alcance internacional de la operación.
Magnitud y armamento del ejercicio
El poderío militar desplegado demuestra el nivel de preparación alcanzado. Entre los equipos figuran un destructor australiano con misiles guiados, aviones caza F/A-18, un avión de transporte C-130, sistemas antitanque Javelin y francotiradores de fuerzas especiales.
Esta exhibición de fuerza busca elevar los estándares operativos y practicar la interoperabilidad militar, un factor clave para responder con rapidez ante eventuales emergencias o crisis en la región del Indo-Pacífico, considerada una de las más estratégicas del mundo por su peso comercial y geopolítico.
Objetivos estratégicos y postura oficial
Durante la ceremonia inaugural, el vicealmirante Justin Jones, comandante de la Marina Real Australiana, remarcó el trasfondo estratégico:
“Este ejercicio refleja el compromiso de Australia de trabajar con sus socios para mantener una región donde se respete la soberanía estatal, se siga la ley internacional y los países puedan tomar decisiones libres de coerción”.
La operación también responde a la necesidad de proyectar fuerza a larga distancia, un elemento crucial en el marco de la competencia de poder en el Indo-Pacífico.
Filipinas, por su parte, consolida su papel como socio clave en la red de alianzas occidentales. Tras el acuerdo de fuerzas visitantes con Australia —segundo en importancia después del firmado con Estados Unidos—, Manila ha cerrado pactos similares con Japón y negocia con Francia y Canadá, buscando diversificar su respaldo estratégico.
Reacción de China y tensiones en aumento
La respuesta de China no se hizo esperar. Pekín criticó el inicio de los ejercicios, acusando a Washington y sus aliados de aliarse en su contra y de militarizar el mar Meridional. El gobierno chino reclama la soberanía casi total de esta vía marítima, por la que transita un tercio del comercio global, y rechaza la presencia de tropas extranjeras cerca de sus áreas de interés.
Las tensiones han ido en aumento en los últimos meses, especialmente con Filipinas, país que mantiene disputas territoriales con China junto a Vietnam, Malasia, Brunei y Taiwán.
Escalada reciente: el incidente en Scarborough
El clima se agravó esta semana tras un incidente en el Bajo de Scarborough, una zona altamente disputada. Un buque de la armada china colisionó con una nave de la guardia costera filipina al intentar bloquear su avance. El episodio desató la reacción internacional, con Australia manifestando su preocupación por la conducta peligrosa y no profesional de los barcos chinos.
En respuesta, Estados Unidos desplegó dos buques de guerra en la zona como parte de sus operaciones de “libertad de navegación”, una estrategia con la que protesta contra los reclamos marítimos expansivos de Pekín.
Riesgo de incidentes mayores
Los analistas advierten que la acumulación de fuerzas militares en el mar Meridional aumenta el riesgo de errores de cálculo. En febrero, un avión australiano P-8 Poseidon fue interceptado por un caza chino J-16, que lanzó bengalas a apenas 30 metros de distancia, un episodio que elevó la preocupación por un posible enfrentamiento accidental.
En este contexto, las maniobras conjuntas entre Australia y Filipinas son interpretadas no solo como un ejercicio de cooperación, sino también como un mensaje político hacia Pekín y una señal de que la región no permanecerá pasiva frente a los intentos de alterar el equilibrio de poder.
Un nuevo tablero en el Indo-Pacífico
La operación Alon marca un hito en la cooperación militar regional y refleja la creciente militarización del mar de China Meridional, uno de los principales focos de tensión geopolítica del siglo XXI.
Con la participación de aliados estratégicos, Filipinas refuerza su rol en la arquitectura de seguridad del Indo-Pacífico, mientras Australia proyecta su compromiso con la estabilidad regional. Sin embargo, la reacción de China y los recientes incidentes muestran que el riesgo de una escalada mayor sigue latente.
El desenlace dependerá de la capacidad de los actores involucrados para mantener abiertos los canales diplomáticos y evitar que los ejercicios militares se transformen en el preludio de una crisis internacional.


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