Un homenaje nacional a una identidad compartida
En Argentina el Día Nacional del Mate volvió a reunir a miles de argentinos alrededor de una tradición que es mucho más que una bebida: es un símbolo de identidad, cultura, unión e historia. Esta fecha, establecida por el Congreso en 2014, celebra cada 30 de noviembre al mate como parte esencial de la vida cotidiana del país, así como su enorme importancia social y económica en regiones productoras como Misiones y Corrientes.

Diversas actividades, degustaciones y eventos culturales se realizaron en lugares emblemáticos de Buenos Aires y Posadas, donde el mate fue el protagonista absoluto. Desde charlas especializadas hasta música en vivo, bailarines, sorteos y muestras históricas, la jornada reafirmó que el mate no solo se toma: se comparte, se siente y se vive.
Raíces guaraníes y un legado que perdura
Para comprender por qué el mate genera tanta pasión, es necesario remontarse a sus orígenes. La planta de la cual se obtiene la yerba, la Ilex paraguariensis, formaba parte de los rituales y prácticas cotidianas del pueblo guaraní, quienes utilizaban sus hojas como bebida, objeto ceremonial y hasta como moneda de intercambio. Más tarde, los incas, charrúas y araucanos también adoptaron su consumo, expandido por las pampas gracias al comercio entre pueblos originarios.
El Día Nacional del Mate se celebra además en honor al nacimiento de Andrés Guacurarí y Artigas “Andresito”, líder guaraní nacido el 30 de noviembre de 1778. Gobernó la Provincia Grande de las Misiones entre 1815 y 1819, donde impulsó la producción y el comercio de la yerba mate, convirtiéndose en figura clave para su expansión
Hoy, el mate continúa siendo un símbolo de identidad argentina, una tradición heredada que une generaciones y acompaña conversaciones, trabajos, encuentros y despedidas.
Argentina: Celebraciones que reúnen historia, sabores y comunidad
En Buenos Aires, el Museo del Mate —único en su tipo— abrió sus puertas para festejos especiales que incluyeron degustaciones, recorridos guiados y charlas sobre la preparación y el ritual de “matear”. Su colección supera las 10 mil piezas entre mates, bombillas, latas de yerba y objetos temáticos de distintas épocas, lo que lo convierte en un tesoro cultural para el país.
Mientras tanto, en Posadas se llevó a cabo el Mercado Matero, un evento que reunió a más de treinta empresas y cooperativas de yerba mate, además de emprendedores dedicados a accesorios, termos, mates artesanales y otros productos. El público disfrutó de espectáculos musicales, demostraciones de sommeliers y un gran “patio matero” donde familias enteras compartieron la infusión.
Estas actividades fueron organizadas con el apoyo del Instituto Nacional de la Yerba Mate, reforzando el vínculo entre cultura y economía alrededor de este producto emblemático.
Cultura, economía y producción en cifras récord
El mate no solo es un ritual social: también es un motor económico para el noreste del país. La sommelier e historiadora Aldara Gómez Salazar destacó que el mate es “una forma de ser y de sentir”, además de representar una parte fundamental de la economía regional. De acuerdo con especialistas:
- Argentina produce el 60% de la yerba mate del mundo.
- Brasil aporta el 30% y Paraguay el 10%.
- La producción argentina alcanzó en 2024 986,738 toneladas, un récord histórico.
La actividad se concentra principalmente en Misiones y el norte de Corrientes, con cerca de 200,000 hectáreas dedicadas al cultivo. Este crecimiento no solo impulsa el mercado interno, sino que fortalece las exportaciones y genera miles de empleos directos e indirectos.

Más que una bebida: un ritual que une a millones
El mate representa convivencia, afecto y calidez. “Es unión”, resume Gómez Salazar. “Es lo primero que un argentino ofrece a otro; es la forma de demostrar atención y cercanía”. La ceremonia del mate, tan sencilla como profunda, mantiene vivo un legado ancestral que continúa evolucionando sin perder su esencia.
En cada ronda compartida, el mate reafirma por qué es una de las tradiciones más profundas del país. El Día Nacional del Mate no solo celebra una bebida: celebra una identidad que atraviesa generaciones, territorios y culturas, y que continúa siendo un puente entre las personas.


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