“Dobla, dobla, dobla, pero asegúrate de que no se rompa”. Estas palabras, ofrecidas por el Papa Francisco, resonaron profundamente en Angela Merkel durante su etapa como canciller de Alemania. En sus memorias recientemente publicadas, Merkel revela cómo esta filosofía fue su guía para enfrentar desafíos, particularmente en sus interacciones con el expresidente estadounidense Donald Trump.
Con un estilo que mezcla pragmatismo y diplomacia, Merkel lideró Alemania durante casi dos décadas, enfrentándose a personalidades tan complejas como Trump y Vladimir Putin. Sus memorias, que han capturado la atención de Europa, ofrecen lecciones de liderazgo aplicables tanto a la política como al ámbito empresarial.
Trump: el empresario convertido en político
Merkel describe a Trump como un líder que veía el mundo a través de la lente de su experiencia como empresario inmobiliario. «Cada propiedad sólo podía ser asignada una vez», recuerda la excanciller en sus memorias. Para Trump, según Merkel, las relaciones internacionales no se trataban de cooperación, sino de competencia: si un país ganaba, otro necesariamente perdía.
Esto quedó particularmente claro durante la cumbre del G7 en Taormina, Italia, en 2017. Tras el evento, Merkel concluyó que Europa debía prepararse para valerse por sí misma. Este fue un momento crucial que marcó un cambio en la relación transatlántica bajo el mandato de Trump.
Putin y la fascinación de Trump por los autócratas
Las memorias de Merkel no sólo se centran en Trump. También ofrecen una visión contundente sobre Vladimir Putin, a quien describe con desconfianza y como una figura complicada en la política global.
Curiosamente, Merkel señala que Trump parecía sentir una especie de fascinación hacia Putin y otros líderes con rasgos autocráticos. “En los años siguientes, tuve la impresión de que los políticos con tendencias dictatoriales lo cautivaban”, escribe Merkel.
Lecciones de liderazgo: “doblar, pero no romper”
El consejo del Papa Francisco, que Merkel adoptó como mantra, resulta especialmente relevante para quienes enfrentan negociaciones difíciles. Este enfoque implica ser flexible y adaptarse a circunstancias cambiantes sin perder de vista los objetivos principales.
En el caso de Merkel, esta filosofía fue clave para mantener a Estados Unidos dentro del Acuerdo de París sobre cambio climático durante el primer mandato de Trump. Aunque finalmente no logró impedir que el expresidente abandonara el pacto, su estrategia evitó que las relaciones internacionales se deterioraran aún más en el corto plazo.
¿Qué podemos aprender de las memorias de Merkel?
1. Flexibilidad estratégica:
El liderazgo no siempre se trata de confrontar de manera directa. A veces, ser flexible y buscar puntos de acuerdo es la mejor manera de avanzar.
2. Conocer al interlocutor:
Merkel entendió que Trump operaba desde una perspectiva empresarial, donde el éxito se mide en ganancias individuales. Esta comprensión le permitió abordar sus interacciones con un enfoque más realista.
3. Prepararse para la autonomía:
La cumbre de Taormina fue un punto de inflexión para Merkel. Su llamado a una Europa más autónoma es una lección para cualquier organización o país: siempre hay que estar preparados para actuar independientemente.
Un mensaje actual: liderazgo en tiempos inciertos
El regreso de Trump al escenario político global con una posible segunda presidencia hace que las memorias de Merkel sean más relevantes que nunca. Su enfoque de liderazgo ofrece herramientas valiosas para navegar las complejidades de las relaciones internacionales, especialmente cuando se trata de figuras polarizadoras.
“Doblar, doblar, doblar, pero asegúrate de que no se rompa” no es sólo un consejo para la diplomacia global, sino una filosofía aplicable a cualquier ámbito en el que se necesite equilibrio entre firmeza y adaptabilidad.
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