El gobierno alemán está desarrollando un proyecto de ley para imponer un impuesto del 10% a las grandes plataformas digitales por los ingresos generados mediante el uso de contenido mediático. La medida anunciada busca mayor equidad fiscal, pero podría avivar tensiones comerciales con Estados Unidos.
Alemania se suma a la creciente lista de países que buscan regular y gravar la actividad de las grandes corporaciones tecnológicas. El Ministerio de Cultura germano anunció este jueves, 29 de mayo de 2025, que está elaborando un proyecto legislativo para introducir un impuesto del 10% sobre los ingresos que las grandes plataformas digitales obtienen por la utilización de contenido mediático.
Esta iniciativa, que afectaría principalmente a gigantes tecnológicos estadounidenses como Alphabet (Google) y Meta (Facebook), tiene como objetivo abordar lo que el gobierno alemán percibe como un desequilibrio fiscal y una concentración excesiva de poder en el mercado digital.
Detalles de la propuesta y justificación
El Ministro de Cultura de Alemania, Wolfram Weimer, en una entrevista con la revista Stern, calificó la tasa propuesta del 10% como «moderada y legítima». Weimer argumentó que estas corporaciones «hacen negocios por miles de millones en Alemania con márgenes de beneficio extremadamente altos y se benefician enormemente de la producción mediática y cultural del país, así como de su infraestructura, pero apenas pagan impuestos, invierten muy poco y devuelven muy poco a la sociedad».
El ministro también acusó a las grandes plataformas digitales de incurrir en «astuta evasión fiscal» y de construir «estructuras de tipo monopolístico» que no solo restringen la competencia sino que también concentran excesivamente el poder mediático, lo que, a su juicio, supone un riesgo para la libertad de expresión. Como ejemplo, mencionó hipotéticamente que si Google, bajo presión, renombrara unilateralmente el Golfo de México como Golfo de América debido a su poder para moldear el significado en la comunicación global, se evidenciarían los problemas inherentes a las estructuras actuales.
El proyecto de ley alemán se inspiraría en un modelo similar ya implementado en Austria. Antes de la formalización de la ley, Weimer ha invitado a la dirección de Google y a representantes clave de la industria a conversaciones en la cancillería para explorar soluciones alternativas, como contribuciones voluntarias.
Contexto político y posibles tensiones comerciales
La decisión de avanzar con este impuesto digital parece contar con el respaldo del Canciller Friedrich Merz. En una entrevista reciente, Merz comentó: «Somos muy indulgentes con las empresas tecnológicas americanas en términos de impuestos. No tiene por qué seguir siendo así», aunque añadió su deseo de «resolverlo juntos» y no escalar el conflicto. Este cambio de postura es notable, ya que previamente Alemania se había opuesto a una propuesta similar de la Comisión Europea para financiar la deuda post-Covid.
La medida alemana podría generar fricciones con Estados Unidos. La administración del presidente Donald Trump ha criticado en el pasado los impuestos digitales implementados por otros países, considerándolos discriminatorios contra las empresas estadounidenses y amenazando con represalias arancelarias. De hecho, en febrero, Trump ordenó a la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. reactivar investigaciones sobre países que imponen este tipo de gravámenes. Se espera que el Canciller Merz viaje próximamente a Washington para reunirse con el presidente Trump, un encuentro donde este tema podría ser un punto delicado en la agenda.
«Estas corporaciones hacen negocios por miles de millones en Alemania con márgenes de beneficio extremadamente altos… pero pagan apenas impuestos, invierten muy poco y devuelven muy poco a la sociedad.» – Wolfram Weimer, Ministro de Cultura de Alemania.
Reacciones de la industria y el sector digital Alemán
Hasta el momento, Alphabet (Google) y Meta no han emitido comentarios oficiales sobre la propuesta alemana. Sin embargo, es previsible que la industria tecnológica muestre resistencia, como ha ocurrido en otros países que han implementado impuestos similares.
Por otro lado, asociaciones alemanas del sector mediático y digital llevan tiempo abogando por un marco regulatorio más equilibrado. VAUNET, la Asociación Alemana de Medios Privados, en su previsión de primavera para el mercado publicitario de 2025, si bien proyecta un crecimiento general, ha instado al nuevo gobierno alemán a crear un entorno favorable a la inversión que permita a los medios nacionales competir con las grandes plataformas tecnológicas internacionales, crucial para preservar la diversidad mediática y fortalecer la democracia. Frank Giersberg, director gerente de Vaunet, también ha subrayado la importancia de un marco político equilibrado que permita a los proveedores de medios comerciales competir en igualdad de condiciones con las plataformas tecnológicas globales.
Bitkom, la principal asociación del sector digital en Alemania, ha presentado su «Estrategia Digital 2025», donde, si bien no se pronuncia directamente sobre este impuesto específico en los fragmentos disponibles, sí aboga por una regulación coherente para la economía de datos, el fomento de la autorregulación y la necesidad de que Alemania no se quede atrás en la digitalización en comparación con otros países europeos. La asociación enfatiza la importancia de la seguridad jurídica para las inversiones en TI y la necesidad de una política digital activa y cohesionada.
El gobierno alemán, con la creación del nuevo Ministerio Federal de Asuntos Digitales y Modernización del Estado (BMDS) en mayo de 2025 , busca dar un impulso decidido a la digitalización del país. Este impuesto a las plataformas digitales se enmarca en un esfuerzo más amplio por modernizar el sistema fiscal y adaptarlo a los desarrollos económicos, sociales y tecnológicos actuales, como se refleja también en la Ley Fiscal Anual de 2024 que busca, entre otros, acelerar la digitalización y reducir la burocracia.
La introducción de esta tasa digital por parte de una economía del peso de Alemania podría tener un efecto dominó en otros países de la UE y reavivar el debate sobre una solución fiscal global para la economía digital, un tema que ha sido objeto de prolongadas negociaciones en el seno de la OCDE.
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