La capital se tiñe de terror con una marea de zombis
Las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México se convirtieron en un espectáculo único: miles de personas caracterizadas como zombis, catrinas y monstruos caminaron al ritmo de la música y las risas, celebrando la antesala del Día de Muertos.
Desde las cuatro de la tarde, el Monumento a la Revolución se transformó en un punto de encuentro donde comenzaron a concentrarse los participantes. Con maquillaje que simulaba piel descompuesta, ropa rasgada y sangre falsa, los asistentes daban vida a una de las tradiciones más esperadas del año.
El ambiente fue familiar y festivo. Niños, jóvenes y adultos se unieron a la caminata, acompañados de cámaras, bocadillos y muchas ganas de disfrutar un sábado diferente.
Del Monumento a la Revolución al Zócalo: una procesión aterradora
El recorrido comenzó con pasos tambaleantes desde el Monumento a la Revolución, avanzando por Avenida Juárez, Eje Central y Madero hasta llegar al corazón del Zócalo capitalino.
Durante el trayecto, se podían ver personajes inspirados en películas clásicas como El Aro, It o The Walking Dead, junto a catrinas que daban un toque tradicional mexicano. Algunos participantes incluso llevaron pancartas con mensajes divertidos, como “Los zombis también amamos los tacos” o “Sin cerebro, pero con estilo”.
Calles como Madero y 16 de Septiembre se abarrotaron de curiosos que se detenían a tomar fotografías o aplaudían las caracterizaciones más elaboradas. El desfile se convirtió en una fiesta de color, terror y creatividad.
Una tradición que crece cada año en la CDMX
Esta “Marcha Zombi” se ha consolidado como una de las actividades culturales más esperadas del otoño. En esta edición, autoridades de la Ciudad de México estimaron la asistencia de más de 120 mil personas, superando las cifras del año pasado.
El evento forma parte de las celebraciones anticipadas del Día de Muertos, junto con el desfile de alebrijes y la Feria del Libro del Zócalo, que compartió espacio con los caminantes en la plancha principal.
Las familias aprovecharon para comprar antojitos, tomar fotografías y recorrer los stands culturales. La convivencia se mezcló con la imaginación, convirtiendo las calles en una gran pasarela de terror.
Entre risas y sustos: un cierre de sábado monstruoso
Al finalizar el recorrido, muchos zombis y espectadores se dispersaron hacia bares, cafés y restaurantes cercanos para seguir la velada. Algunos turistas extranjeros quedaron maravillados con la forma en que México fusiona el miedo con la fiesta.
Entre luces de neón, máscaras ensangrentadas y maquillajes impecables, la marcha cerró con un mensaje de unión y diversión: celebrar la vida, incluso disfrazados de muertos.


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