lunes, diciembre 22, 2025

Yucatán y Quintana Roo, entre los estados con más diagnósticos tardíos de VIH

El Censida reporta que muchos pacientes llegan tarde al diagnóstico y no logran mantener su tratamiento hasta alcanzar la indetectabilidad.

En el sureste del país, el VIH sigue llegando tarde a la consulta. Así lo muestran los datos más recientes del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el sida (Censida), que revelan que Yucatán y Quintana Roo se mantienen entre los estados con mayor porcentaje de diagnósticos tardíos: 55.4% y 48.4%, respectivamente.

Esto significa que una de cada dos personas que descubre tener VIH en la región lo hace cuando la infección ya se encuentra avanzada, es decir, son personas que llegan al hospital cuando el cuerpo ya está muy débil o presenta enfermedades graves.

Un diagnóstico tardío complica el camino hacia la llamada indetectabilidad que es cuando el virus deja de aparecer en los análisis de sangre y no puede transmitirse. En Quintana Roo, el 86% de las personas en tratamiento han alcanzado ese estado, mientras que en Yucatán la cifra baja al 79%, lo que significa que hay factores como la falla en la adhesión o continuidad del tratamiento que impiden que todos los pacientes alcancen este estado de salud. 

El Censida advierte que los pacientes con diagnóstico avanzado tienen más riesgo de sufrir enfermedades oportunistas como neumonía, meningitis o tuberculosis y menor respuesta a los medicamentos. Además, los tratamientos se vuelven más largos y costosos para el sistema de salud.

A nivel nacional, los estados con más diagnósticos tardíos son Hidalgo (67.6%), Tlaxcala (62.9%) y Michoacán (61.8%). Yucatán y Quintana Roo se encuentran en el quinto y undécimo lugar de la lista, respectivamente.

Mientras que las entidades con mejores resultados en control del virus son Puebla, Guanajuato y Estado de México, donde más del 90% de los pacientes mantienen su carga viral indetectable.

‘Detectar tarde, es llegar tarde’

Para el infectólogo Alejandro Muñiz, el hecho de que tanto Quintana Roo como Yucatán  se encuentren entre las entidades con un mayor porcentaje de casos de detección tardía del VIH no es casualidad, sino resultado de condiciones específicas del estado que dificultan el diagnóstico oportuno de esta enfermedad.

“En ambos estados se tiene una realidad social y geográfica muy particular. Hay una población flotante muy grande, personas que vienen a trabajar por temporadas o que viven de manera informal, muchas sin acceso a servicios médicos constantes. Eso afecta directamente la posibilidad de hacerse una prueba a tiempo”, explicó.

Aunado a eso, advierte que el estigma hacia el VIH sigue presente y actúa como una barrera silenciosa.

“Muchas personas tienen miedo de hacerse la prueba porque no quieren que los señalen. Ese miedo, sumado a la falta de información y la baja percepción de riesgo, provoca que el diagnóstico llegue cuando ya hay un daño considerable al sistema inmunológico”, detalló.

Muñiz señala que cuando una persona inicia tratamiento con un conteo de CD4 menor a 200 células, los riesgos para su salud se incrementan. 

“Ese conteo significa que el virus ya ha debilitado fuertemente las defensas del cuerpo. Aumenta el riesgo de infecciones oportunistas, como tuberculosis o neumonía severa, y puede comprometer de forma irreversible la calidad de vida del paciente”, advirtió.

El infectólogo reiteró que con el diagnóstico tardío, se pierde la oportunidad de iniciar el tratamiento de manera preventiva, cuando es más efectivo y menos riesgoso. 

“Cuando el virus se identifica a tiempo, el tratamiento permite llevar una vida completamente normal, e incluso alcanzar la indetectabilidad. Pero si se llega tarde, la carga del cuerpo y del sistema de salud es mucho mayor”.

Indetectabilidad, un objetivo alcanzable con tratamiento constante

El infectólogo, explicó que gran parte del problema en los casos de los pacientes con VIH que no alcanzan los niveles de indetectabilidad deriva de la irresponsabilidad individual en el seguimiento del tratamiento médico. 

“No se trata de falta de medicamentos ni de acceso. Se trata, muchas veces, de personas que abandonan el tratamiento por descuido, por desinformación o por desinterés en su propia salud. Es muy duro decirlo, pero es una realidad que enfrentamos a diario”, dijo.

Explicó que cuando un paciente sigue correctamente su esquema de tratamiento antirretroviral (TAR), es totalmente posible alcanzar y mantener una carga viral indetectable en cuestión de semanas. Sin embargo, cualquier interrupción en la toma de medicamentos, por días o incluso por horas, puede provocar un rebote en la carga viral e incluso desarrollar resistencia a los fármacos. 

“No es un tratamiento opcional. Es como si un paciente con diabetes dejara de aplicarse insulina porque se siente bien. El VIH no da tregua. Si no se sigue al pie de la letra, el virus toma ventaja desarrollando incluso la capacidad de resistir al mismo tratamiento”, advirtió.

Otros factores que afectan la adherencia

El especialista lamentó que algunos pacientes abandonan el tratamiento apenas sienten mejoría o por confiar en falsas creencias sobre curas milagrosas.

“Hemos visto casos donde la persona logra la indetectabilidad, pero después deja el tratamiento pensando que ya está curada, y meses después regresa con una carga viral altísima. Ahí es donde el virus se vuelve más agresivo y, en muchos casos, resistente”.

Entre los principales factores que afectan la adherencia al tratamiento se encuentran la falta de seguimiento médico, el estigma social, la depresión, y en algunos casos, el consumo de drogas o alcohol.

“Lo que falta es un compromiso real del paciente con su salud y con la comunidad. Alcanzar la indetectabilidad no solo protege a quien vive con VIH, también impide la transmisión a otras personas”, dijo.

Indetectable es igual a Intransmisible, pero requiere compromiso diario

El especialista, recordó la importancia del principio “Indetectable es igual a Intransmisible”, una estrategia global para reducir el estigma y promover el diagnóstico temprano y el apego al tratamiento. 

“Una persona con VIH en estado indetectable no transmite el virus por vía sexual, pero para lograrlo se necesita constancia, responsabilidad y un compromiso de por vida”, explicó.

En ese sentido, hizo un llamado a reforzar las campañas de información sobre la importancia de la adherencia al TAR y a trabajar no solo en el acceso al tratamiento, sino en el acompañamiento emocional y educativo para que las personas con VIH puedan sostenerlo en el tiempo. 

“No basta con darles la pastilla. Hay que asegurarnos de que comprendan lo que está en juego cada vez que la olvidan”.

Paco Marín
Paco Marín
Paco Marín es un periodista egresado en Comunicación y Periodismo por la Universidad Latinoamericana. Su experiencia abarca una amplia gama de temas críticos como salud, política, medio ambiente, infraestructura y educación, lo que le confiere un conocimiento diverso y una perspectiva integral en sus contribuciones. Su formación académica y experiencia práctica fortalecen la fiabilidad y experticia del contenido que genera.
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