Mientras Yucatán se promociona como un estado líder en seguridad y desarrollo, una grave crisis ambiental se gesta en su litoral. La deforestación de los manglares, un ecosistema crucial para el equilibrio ecológico y la protección de las comunidades costeras, avanza de manera preocupante, poniendo en jaque el futuro de la región.
Un Ecosistema Vital Bajo Ataque
Los manglares no son solo árboles en la costa; son una barrera natural que protege contra la erosión y la fuerza de los huracanes. Además, son el hábitat de cientos de especies marinas y aves, y funcionan como un filtro natural que mantiene la calidad del agua. Su destrucción tiene consecuencias devastadoras.
Aunque no existen cifras oficiales actualizadas en los reportes recientes sobre la magnitud exacta de la pérdida, colectivos y medios de comunicación locales, como el Diario de Yucatán, han denunciado de forma persistente que la tala y el relleno de estas zonas continúan, impulsados principalmente por el desarrollo inmobiliario y la expansión urbana descontrolada.
Causas de la Deforestación:
- Desarrollo Inmobiliario: Construcción de marinas, residencias y complejos turísticos sobre zonas de manglar.
- Expansión Urbana: Crecimiento de las poblaciones costeras sin una planificación urbana que respete los ecosistemas.
- Infraestructura: Creación de carreteras y caminos que fragmentan y destruyen el manglar.
La Lucha por la Reforestación
Frente a esta problemática, han surgido iniciativas ciudadanas que buscan revertir el daño. Un ejemplo notable es el colectivo de mujeres conocido como «Las Chelemeras», quienes desde hace más de una década luchan por la reforestación de las áreas de manglar en los municipios de Progreso y Chelem. Su trabajo, aunque valioso, resulta insuficiente ante la escala de la destrucción.
Este problema se enmarca en una crisis de deforestación más amplia en la península. Un estudio reciente reveló que la Península de Yucatán perdió 285,580 hectáreas de selva entre 2019 y 2023. Solo en Yucatán, la pérdida alcanzó las 110,077 hectáreas, siendo el municipio de Tizimín el más afectado, principalmente por la expansión de la agroindustria.
«Sigue la deforestación de manglares en la costa yucateca», titula de forma contundente un reporte reciente, evidenciando que el problema es actual y persistente.
El gobierno de Yucatán, bajo la nueva administración de Joaquín Díaz Mena, enfrenta el reto de equilibrar el desarrollo económico con la protección ambiental. La firma de convenios para la transparencia en obra pública con la CMIC es un paso , pero se requieren acciones contundentes y una política de cero tolerancia contra la destrucción de los manglares para evitar que la joya natural de la costa yucateca se pierda para siempre.


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