El acceso a una vivienda digna ha sido un desafío histórico en México. Desde la creación del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) en 1972, se intentó cumplir con este derecho consagrado en la Constitución de 1917. Sin embargo, la historia de este instituto está marcada por transformaciones que lo alejaron de su propósito original, dejando a miles de mexicanos en condiciones precarias.
En 1992, bajo la administración de Carlos Salinas de Gortari, el Infonavit sufrió una reforma alineada con el modelo neoliberal que prevalecía en ese momento. El instituto dejó de construir viviendas para dedicarse exclusivamente a la administración de fondos y colocación de créditos. Este cambio fue parte de una reingeniería estatal que redujo al gobierno a un actor mínimo, dejando al mercado la regulación de sectores clave.
Las consecuencias de la reforma neoliberal
La reforma de 1992 transformó el acceso a la vivienda en México, pero no de la manera esperada.
Principales impactos negativos:
- Créditos impagables: Muchos trabajadores no pudieron cumplir con los esquemas de financiamiento, enfrentándose a deudas que se tornaron insostenibles.
- Viviendas abandonadas: Miles de casas quedaron deshabitadas debido a su ubicación lejana de los centros de trabajo y a sus reducidas dimensiones, que no respondían a las necesidades de las familias.
- Especulación inmobiliaria: La vivienda dejó de ser vista como un derecho y pasó a ser un producto financiero, con precios inflados que excluían a los sectores más vulnerables.
Estos problemas reflejan el fracaso de un sistema que privilegió el lucro sobre el bienestar social, dejando a miles de mexicanos sin acceso a una vivienda digna.
La Cuarta Transformación: un nuevo rumbo para el Infonavit
Frente a esta problemática, el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) ha emprendido reformas estructurales para devolver al Infonavit su sentido social.
Puntos clave de la reforma:
- Construcción directa de viviendas: El Infonavit retomará su papel como desarrollador de vivienda, priorizando la construcción de casas asequibles pero dignas.
- Atención a sectores vulnerables: Se dará prioridad a trabajadores que ganan entre 1 y 2 salarios mínimos, así como a mujeres jefas de familia y jóvenes.
- Arrendamiento social: Por primera vez, se considerará el acceso a vivienda a través de esquemas de renta, beneficiando a quienes no pueden adquirir un crédito tradicional.
Estas medidas forman parte del Programa de Vivienda para el Bienestar, que tiene como meta construir un millón de viviendas durante el sexenio.
Una política de vivienda con enfoque social
La reforma del Infonavit y el nuevo programa de vivienda no solo buscan resolver el déficit habitacional, sino también establecer estándares de vivienda digna:
- Calidad y diseño: Las viviendas serán accesibles, pero con estándares que garanticen espacios adecuados para el desarrollo humano.
- Ubicación estratégica: Se priorizarán zonas cercanas a los centros de trabajo y con acceso a servicios básicos, evitando los errores del pasado.
- Sostenibilidad: Se incorporarán criterios de eficiencia energética y respeto al medio ambiente para hacer frente al cambio climático.
Retos pendientes en la política de vivienda en México
Aunque esta reforma es un paso importante, persisten desafíos estructurales que deben ser atendidos para garantizar el éxito de la política habitacional:
1. Informalidad laboral:
Un alto porcentaje de trabajadores no tiene acceso al Infonavit debido a la falta de empleo formal. Esto limita el alcance del programa a un sector reducido de la población.
2. Especulación inmobiliaria:
La falta de regulación en el mercado sigue siendo un problema que eleva los precios de la vivienda y excluye a las personas con ingresos bajos.
3. Asentamientos irregulares:
La falta de planificación urbana ha llevado al crecimiento de zonas habitacionales precarias, sin acceso a servicios básicos ni infraestructura adecuada.
4. Coordinación interinstitucional:
Es necesario fortalecer la colaboración entre gobiernos municipales, estatales y federales para garantizar que la vivienda sea parte de un desarrollo urbano sostenible.
Conclusión: un cambio necesario, pero insuficiente por sí solo
La reforma del Infonavit marca un cambio de paradigma en la política habitacional de México, devolviendo el enfoque al bienestar social y al acceso universal a la vivienda. Sin embargo, el camino hacia una solución integral es largo y requiere acciones complementarias:
- Fomentar la formalización del empleo.
- Regular el mercado inmobiliario para evitar abusos.
- Promover políticas de desarrollo urbano que incluyan infraestructura y servicios.
La vivienda es un derecho humano fundamental y su acceso debe ser una prioridad del Estado. La Cuarta Transformación ha dado un paso importante al reconocer esta realidad y actuar en consecuencia. Ahora, el desafío será mantener el compromiso y garantizar que estas medidas transformen verdaderamente la vida de las personas más necesitadas.
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