El estado de Sinaloa sigue siendo uno de los epicentros más peligrosos de México, con un clima de violencia que persiste a pesar de los esfuerzos de las autoridades federales y locales para restaurar el orden. La visita reciente de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, a la entidad no logró frenar la creciente ola de criminalidad. Durante el mes de diciembre, varios hechos violentos se sucedieron, demostrando que la lucha interna entre los cárteles de Los Chapitos y Los Mayos continúa marcando el rumbo de la violencia en la región.
El pasado 4 de diciembre, la Fiscalía General del Estado de Sinaloa reportó 13 muertes en diversos puntos de la entidad, especialmente en su capital, Culiacán. Los cuerpos fueron hallados en distintas ubicaciones, reflejando la amplitud de la violencia que azota la ciudad. A pesar de los esfuerzos del gobierno para contener los enfrentamientos entre facciones del Cártel del Pacífico, los números de homicidios y robos siguen en aumento.
Desafíos de seguridad en Culiacán y otras localidades de Sinaloa
En la capital del estado, Culiacán, las autoridades descubrieron cadáveres en lugares tan variados como la colonia Recursos Hidráulicos, el Centro Penitenciario de Aguaruto, y las colonias Nueva Galicia y Prados del Sur. Estos hallazgos subrayan no solo la expansión de la violencia a diversos puntos de la ciudad, sino también la complejidad del crimen organizado, que no discrimina entre áreas urbanas y penitenciarias. En otros municipios de Sinaloa, como San Ignacio y Ahome, también se reportaron víctimas, lo que refuerza la idea de que la violencia es un fenómeno generalizado en toda la región.
El reporte de la Fiscalía Especializada en Desaparición Forzada también evidencia que la violencia en Sinaloa no solo se limita a homicidios, sino que afecta a la integridad de los ciudadanos a través de la desaparición forzada. En un solo día, se registraron cuatro denuncias de privación de la libertad en Culiacán, mostrando cómo las facciones criminales continúan operando sin mayores obstáculos.
La intervención de Omar García Harfuch: ¿Solución o más violencia?
Con la situación empeorando, el gobernador Rubén Rocha Moya decidió adelantar la visita de García Harfuch a Culiacán. La idea era diseñar una nueva estrategia de seguridad para frenar los homicidios y otros actos violentos que aquejan a la región. El gobierno del estado se encuentra preocupado por los continuos enfrentamientos entre cárteles rivales, que se disputan el control del narcotráfico y otros negocios ilícitos en la zona.
A pesar de la presencia de García Harfuch, las medidas implementadas hasta el momento no han logrado detener los actos violentos. Esto se hace evidente con el hallazgo de más cuerpos sin vida y el incremento de ataques en diversas áreas del estado. A pesar de los esfuerzos, los cárteles siguen operando a sus anchas, lo que genera un ambiente de incertidumbre e inseguridad para los habitantes.
Un ataque con drones: ¿La nueva escalada de violencia?
En medio de este clima de violencia, un ataque con drones en Culiacán alarmó a los habitantes y a las autoridades. El incidente, ocurrido la madrugada del 3 de diciembre, generó temor de que se tratara de un coche bomba, una táctica que hubiera incrementado la tensión y los enfrentamientos en la ciudad. Sin embargo, tras una revisión técnica, las autoridades confirmaron que el dispositivo era un petardo lanzado desde un dron, descartando la hipótesis de un ataque con coche bomba.
Este tipo de ataques con drones no es nuevo en la región y refleja la capacidad de los grupos criminales para adaptarse a nuevas tecnologías para cometer actos violentos. La utilización de drones por parte de los cárteles de droga marca una nueva fase en la evolución del crimen organizado en Sinaloa, donde la violencia se diversifica y se intensifica con nuevas herramientas.
¿Qué sigue para Sinaloa?
La visita de Omar García Harfuch a Sinaloa puede haber sido un intento por parte del gobierno federal para abordar la situación de seguridad en el estado, pero los resultados aún son inciertos. La violencia sigue siendo un desafío, y la competencia entre cárteles continúa provocando un clima de inseguridad en diversas zonas de Sinaloa. Las autoridades deberán redoblar esfuerzos para encontrar una solución que no solo implique medidas de seguridad, sino también programas de prevención que incluyan el desarrollo social y la creación de oportunidades para las comunidades más afectadas por la violencia.
El futuro de Sinaloa sigue siendo incierto, pero lo que es claro es que, mientras los cárteles sigan disputando el control de la región, la violencia probablemente continuará afectando a miles de ciudadanos. Las estrategias de seguridad deberán evolucionar para adaptarse a estos nuevos retos, mientras las autoridades federales, estatales y locales trabajan para mitigar el impacto de la criminalidad en la vida cotidiana de los sinaloenses.
¡Únete a nuestro canal en WhatsApp! Las noticias más relevantes del día directamente en tu dispositivo móvil
TE PODRÍA INTERESAR