Casi 40 años después de la llegada del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) a México, los hospitales y laboratorios no pueden garantizar una donación de sangre segura. Si en los ochentas el virus obligó a implementar protocolos para detectar sangre con carga viral antes de ser transfundida, estos nunca han funcionado al cien por ciento, por lo que todavía se registran contagios por esta vía.
Con 38 años de experiencia en el campo de la hematología, la doctora Sylvia Mauren Abblit es una de las muchas especialistas que han trabajado para frenar la distribución de sangre contaminada.
“Lo que sucedió con el VIH en los 80 ‘s nos vino a transformar, tuvimos que frenar a todos estos bancos de sangre que ofrecían dinero por recibir transfusiones de sangre. En ese entonces teníamos arriba del 20% de sangre contaminada con VIH y los bancos de plasma fueron cerrados de inmediato en cuanto se supo del virus, eran bancos en donde incluso se reutilizaban materiales”, recuerda.
Cuatro décadas después, las metodologías clínicas para garantizar una donación segura aún conservan un punto ciego que tiene que ver con los pacientes seropositivos que son indetectables y que pueden pasar desapercibidos durante el proceso de donación.
El problema en México

Actualmente, existen dos tipos de donaciones de sangre, la voluntaria y la de reposición. En esta última, los hospitales solicitan al paciente cierta cantidad de unidades sanguíneas previo a una cirugía.
“Esta donación es un tanto poco segura, porque tiene que ir a donar para que les entreguen un certificado y éste lo presenten en el área donde está siendo atendido su paciente”, señala la química farmacéutica bióloga, Lilia Rodríguez.
Sin embargo, no todas las personas que acuden al llamado de los pacientes son aptas para donar sangre.
El punto ciego

Previo a la extracción de sangre, a los donantes se les hace un chequeo general, se les toma su historia clínica y se les realizan estudios de laboratorio para saber si están en condiciones óptimas para donar, pues hay personas con anemia que pueden poner en riesgo su vida, menciona la química.
“Si bien, nosotros requerimos de los donantes, también debemos cuidarlos y protegerlos de que no vayan a tener una situación complicada derivada de la donación”, dice.
Para ser candidato a donador de sangre, se necesita cumplir con un listado de requisitos establecidos por la Norma Oficial Mexicana, como ser mayor de edad, no haberse realizado cirugías, tatuajes o perforaciones en menos de un año, pesar más de 50 kilos, acudir con un ayuno mínimo de cuatro horas y que las venas sean lo suficientemente fuertes para soportar el calibre de la aguja.
Si se cumple con todos los requisitos, se procede a realizar una primera toma de sangre, la cual es analizada con base en tres criterios: la hemoglobina (oxígeno en la sangre), la cantidad de leucocitos y el volumen de plaquetas en sangre. Si la persona cumple con los parámetros, sigue la donación.
Aunque en el área de serología, los equipos especializados pueden detectar la presencia de enfermedades que pueden ser transmitidas, hasta el momento no se ha podido garantizar que la sangre esté completamente libre de VIH.
Hay personas que tienen el virus, pero que mantienen un tratamiento médico que les baja tanto la carga viral que llegan a ser indetectables. Este es el punto ciego de la donación: gente seropositiva en estado de indetectable que acude a donar sangre porque cree que ya no existe el virus en la sangre…pero ahí está.
¿Qué pasa con las personas indetectables?

Todos los pacientes que han sido diagnosticados con VIH y que han iniciado con un tratamiento oportuno, pueden llegar a un estado donde las copias del virus alcanzan cantidades tan pequeñas que ni los equipos más especializados son capaces de detectar, pero el hecho de que sean indetectables, no significa que el virus ya no siga circulando en la sangre.
Para el gerente de Asuntos Científicos de IDD Latinoamérica, División de Enfermedades Infecciosas Bio-Rad, Juan Moreno Espinoza, esto es un problema, pues aunque los bancos de sangre trabajan con métodos de cuarta y quinta generación, capaces de identificar antígenos o anticuerpos del virus, la sensibilidad de estas pruebas se reduce en casos de pacientes indetectables.
“Es aquí donde se ocasiona lo que hemos encontrado en los últimos 10 años en México: niños que han sido transfundidos con unidades contaminadas de VIH”, señala.
Esto mismo sucede con los pacientes que se han expuesto al virus recientemente, pues existe un proceso de eclipsamiento, en donde, las copias no alcanzan el número suficiente para ser reconocidas. Este periodo puede durar hasta tres semanas.
Moreno advierte que, en ambos casos, los pacientes acuden a donar, pues la sangre no es capaz de desencadenar una reactividad a los estímulos de los equipos de laboratorio de los bancos.
“El porcentaje de donadores que dan una reactividad al VIH y que no se detecta es del 0.02%, lo cual indica que, aunque tengamos la última tecnología, muchos filtros y candados, tenemos que abocarnos a no sólo en las malas prácticas de laboratorio”, señala.
El grave riesgo de recibir sangre contaminada

Recibir una unidad de sangre contaminda con VIH puede desencadenar un cuadro infeccioso mortal, incluso mucho más que quienes se contagian por tener relaciones sexuales.
“El paciente sin un tratamiento antirretroviral, al cabo de 8 a 12 años desencadena la etapa crónica del VIH (sida), pero cuando se recibe la carga viral de una unidad contaminado, al cabo de unos meses se llega rápidamente a esta etapa, donde hay toda una sintomatología característica como las enfermedades oportunistas y la pérdida de peso”, explica Juan Moreno.
Los pacientes que llegan a la etapa crónica del VIH y que presentan esta serie de síntomas, reciben un tratamiento enfocado a los malestares, pero pueden vivir sin ser diagnosticados por mucho tiempo o mueren sin saber que eran portadores del virus.
Hoy en día, es posible regresar a una etapa inicial del VIH al grado de ser indetectable, siempre y cuando los pacientes que han sido diagnosticados, tengan un tratamiento oportuno, pues con los medicamentos actuales, los pacientes llegan a un estado de salud sano.
“Ahora, las personas seropositivas bajo un régimen de tratamiento antirretroviral, perfectamente llevado, viven más que una persona que no está infectada con VIH, porque el estilo de vida es mucho más saludable”.
¿Qué se puede mejorar?

De acuerdo con la química del IMSS en el banco central Siglo 21, de la ciudad de México, Lilia Rodríguez, garantizar una donación segura amerita la concientización de los donadores y para ello se requiere hacerlos responsables de sus actos.
“Si nosotros empezamos a manejar que, ética, tú donador me tienes que informar y eres responsable de tus donaciones, empezaremos a ver ese cambio de actitud”.
La seguridad de la sangre es algo que no se debe tomar a la ligera, pues es un elemento que todavía no puede ser procesado y que otro ser humano es el que debe, de manera altruista, brindarla a otra persona.
“Las campañas en la promoción de la donación altruista y de repetición deberían de ser el objetivo primordial para los bancos de sangre, de esta forma lograrían una disminución del riesgo en las unidades de sangre liberadas”, dijo la química.


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