El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inició los trámites ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para construir el Centro de Atención a Visitantes (CATVI) Uxmal, una obra complementaria al Tren Maya que busca mejorar la experiencia turística y promover el desarrollo cultural en el sur de Yucatán. Sin embargo, el proyecto ubicado en el municipio de Santa Elena implicará la remoción de vegetación forestal y la alteración parcial del entorno natural de la zona.
El documento técnico presentado por el INAH señala que el CATVI ocupará una superficie total de 4.05 hectáreas, con infraestructura destinada a recibir a los visitantes del sitio arqueológico de Uxmal. Contará con áreas de exposición, venta de artesanías, cocina tradicional, estacionamientos, baños y zonas de descanso, además de taquillas para el acceso a la zona arqueológica, ubicada a un kilómetro del complejo.
El propósito, según el Instituto, es mejorar la atención turística sin intervenir directamente la zona arqueológica, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. También busca impulsar la economía local al incluir espacios administrados por las comunidades mayas cercanas.
Vegetación y ecosistema a intervenir
El estudio ambiental reconoce que la obra requerirá cambio de uso de suelo forestal en 2.03 hectáreas, donde actualmente existe vegetación secundaria arbórea de selva mediana caducifolia, un ecosistema característico del sur de Yucatán. Aunque esta vegetación ya presenta cierto grado de alteración, mantiene funciones ecológicas relevantes como refugio de fauna y regulación microclimática.
Durante los estudios de campo se identificaron 35 especies de flora y 34 especies de fauna silvestre, incluyendo aves, mamíferos y reptiles. Ninguna figura bajo categoría de riesgo según la Norma Oficial Mexicana, aunque sí se detectó una especie endémica, el garrapatero pijuy (Crotophaga sulcirostris).
El terreno donde se ubicará el CATVI se asienta sobre suelos Rendzina, típicos de la Península de Yucatán, poco profundos y formados sobre calizas. El subsuelo pertenece al acuífero Península de Yucatán, uno de los más importantes del país por su alta permeabilidad y volumen de agua dulce. El estudio advierte que, aunque no existen cuerpos de agua superficiales ni cenotes dentro del polígono, el subsuelo kárstico obliga a tomar precauciones para evitar filtraciones o contaminación del manto freático durante la construcción y operación.
Medidas de mitigación
Para compensar los efectos del desmonte, el INAH propone reforestar dos hectáreas con especies nativas, además de crear micrositios de refugio para fauna y ejecutar programas de rescate y reubicación de flora y fauna antes del inicio de las obras. También plantea estrategias de manejo de residuos, control de polvo, y capacitación ambiental para el personal durante las etapas de construcción y mantenimiento.


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