La Ciudad de México, hogar de más de 9 millones de personas, enfrenta un grave problema de desigualdad alimentaria. Las áreas conocidas como desiertos alimentarios, donde predominan los alimentos ultraprocesados y escasean los frescos, son un reflejo de la inequidad urbana.
“Más del 70% de la población consume alimentos ultra procesados regularmente” (FAO, 2019).
Este fenómeno está vinculado al aumento de enfermedades como la obesidad, que afecta al 36% de los adultos, y la diabetes, una de las principales causas de mortalidad en el país.
Zonas de mayor vulnerabilidad alimentaria en la CDMX
La falta de acceso a alimentos frescos es más pronunciada en alcaldías con alta densidad poblacional y menores ingresos:
- Iztapalapa: Dificultades de movilidad y dependencia de tiendas de conveniencia.
- Gustavo A. Madero: Alimentos saludables inaccesibles debido a su elevado costo.
- Tláhuac: Urbanización acelerada que desplaza la producción local de alimentos frescos.
Estas zonas contrastan con alcaldías como Benito Juárez y Miguel Hidalgo, donde la infraestructura y el poder adquisitivo permiten una mejor disponibilidad en lo que respecta a alimentos saludables.
Causas del problema: más allá del acceso
El acceso limitado a alimentos saludables no es un fenómeno aislado. Factores como la inseguridad, el diseño urbano deficiente y la apología de productos ultra procesados profundizan esta crisis.
- Diseño urbano desigual: La falta de mercados cercanos y seguros reduce la oferta de alimentos frescos.
- Inseguridad en el entorno: La violencia limita la movilidad de los ciudadanos hacia puntos de venta confiables.
- Educación alimentaria insuficiente: El desconocimiento sobre opciones saludables perpetúa hábitos alimenticios dañinos.
Estrategias para combatir los desiertos alimentarios
Superar los desiertos alimentarios requiere un enfoque integral que combine urbanismo, políticas públicas y educación comunitaria. Estas son algunas acciones clave:
Mapas de vulnerabilidad alimentaria
Utilizar herramientas geoespaciales para identificar las áreas más afectadas y priorizar intervenciones.
Corredores alimentarios saludables
Establecer mercados móviles y circuitos de comercio local que acerquen alimentos frescos a comunidades vulnerables.
Revitalización de espacios públicos
Diseñar parques y plazas con infraestructura para el consumo de alimentos saludables y actividad física segura.
Educación comunitaria
Implementar campañas en escuelas y colonias para fomentar una alimentación responsable y económica.
Incentivos económicos y regulación
Promover estímulos fiscales para pequeños comerciantes que ofrezcan alimentos frescos, y regular la proliferación de productos ultraprocesados.
Hacia un entorno alimentario sostenible en CDMX
La Ley General de Alimentación Adecuada y Sostenible (2024) es una herramienta clave para estructurar estas estrategias. Además, la implementación de políticas alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), específicamente el ODS 11 (Ciudades Sostenibles) y el ODS 12 (Producción y Consumo Responsables), puede transformar el entorno alimentario de la ciudad.
Un modelo de justicia alimentaria para el futuro
Combatir los desiertos alimentarios en la Ciudad de México no solo mejorará los indicadores de salud pública, sino que sentará las bases para un desarrollo más justo y equitativo. Con estrategias integrales, colaboración multisectorial y participación ciudadana, es posible construir una ciudad donde todos tengan acceso a alimentos saludables y una vida digna.
“La alimentación es la base de una vida saludable y un derecho que debemos garantizar para todos los habitantes de nuestra ciudad.”
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