Temporada de huracanes 2025 concluyó oficialmente con un balance de alta actividad ciclónica y efectos significativos en México y la región. De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), durante este periodo se registraron 31 ciclones tropicales, distribuidos entre el océano Atlántico y el océano Pacífico, así como un número relevante de ondas tropicales que contribuyeron a la recuperación hídrica del país.

Balance general de ciclones tropicales en 2025
Durante la temporada de huracanes 2025, el SMN contabilizó 13 ciclones tropicales en el Atlántico y 18 en el Pacífico, una cifra que refleja una actividad superior al promedio en algunas fases del año. Este comportamiento se presentó entre los meses de mayo y noviembre, periodo oficial en el que se desarrolla este fenómeno meteorológico.
Además, se registraron 40 ondas tropicales, ligeramente por encima del promedio histórico de 38, las cuales jugaron un papel clave en la generación de lluvias en amplias zonas del país. Estas precipitaciones fueron determinantes para la recuperación de cuerpos de agua estratégicos, especialmente en regiones afectadas previamente por sequías.
Actividad ciclónica en el océano Atlántico
En el Atlántico, la temporada se caracterizó por contrastes marcados. Según el SMN, se desarrollaron ocho tormentas tropicales, un huracán de categoría 2 y cuatro huracanes mayores, es decir, de categorías 3, 4 o 5 en la escala Saffir-Simpson.
Un dato destacado fue que 2025 se convirtió en la segunda temporada con más huracanes categoría 5 en esta cuenca, con los sistemas Erin, Humberto y Melissa, igualando el registro de 2017 y quedando solo por debajo del récord histórico de 2005. Estos fenómenos evidencian una intensificación de eventos extremos, asociada a condiciones oceánicas y atmosféricas favorables.
Pacífico: actividad constante y récords tempranos
En contraste, el océano Pacífico presentó una actividad más constante desde el inicio de la temporada. Se formaron ocho tormentas tropicales, siete huracanes de categoría 1 o 2 y tres huracanes mayores, lo que confirma a esta cuenca como una de las más activas durante 2025.
El evento más relevante fue la rápida intensificación del huracán Erick, que el 19 de junio alcanzó la categoría 4, convirtiéndose en el huracán de esa intensidad con la evolución más temprana jamás registrada en el Pacífico oriental. Este hecho llamó la atención de especialistas por su relación con el calentamiento de las aguas superficiales.
Impactos directos e indirectos de la temporada en México
Aunque la temporada de huracanes 2025 fue intensa en términos de formación de sistemas, solo dos ciclones tropicales ingresaron directamente a territorio mexicano, una cifra inferior al promedio climatológico del periodo 1991–2020. Sin embargo, esto no significa que los impactos hayan sido menores.
Al menos seis ciclones del Pacífico se desplazaron muy cerca de las costas nacionales, provocando lluvias intensas, oleaje elevado y rachas de viento, lo que generó afectaciones indirectas en estados costeros y zonas del interior. Estos efectos fueron especialmente importantes para la recarga de acuíferos y presas.
Ondas tropicales y recuperación hídrica
Uno de los aspectos más positivos de la temporada fue el papel de las ondas tropicales en la distribución de lluvias. Las 40 ondas registradas favorecieron precipitaciones en el centro, centro-occidente, oriente, sur y la península de Yucatán, contribuyendo a mejorar las condiciones hídricas del país.
El SMN destacó que el almacenamiento de agua en las presas nacionales alcanzó un máximo del 72 por ciento, superando el 64 por ciento registrado en 2024. Un caso emblemático fue el Sistema Cutzamala, que llegó a un nivel de 97 por ciento, frente al 67 por ciento del año anterior.

Una temporada intensa con lecciones clave
La temporada de huracanes 2025 dejó un balance mixto: por un lado, una alta actividad ciclónica y la presencia de huracanes mayores en ambas cuencas; por otro, beneficios hídricos significativos para México gracias a las lluvias asociadas a ondas tropicales y sistemas cercanos.
Estos resultados refuerzan la importancia de la vigilancia meteorológica, la prevención de riesgos y la gestión integral del agua, en un contexto de cambio climático donde los fenómenos extremos tienden a ser más frecuentes e intensos. La experiencia de 2025 subraya la necesidad de fortalecer la preparación ante futuras temporadas.


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